Sociedad y Justicia
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Son la segunda causa de fallecimiento infantil: especialista del Centro Médico Siglo XXI

Atiende el IMSS a 400 niños con cardiopatías congénitas, al mes

El equipo de doctores busca evitar las cirugías a corazón abierto porque son más invasivas y riesgosas

Los menores afectados provienen principalmente de las zonas centro y sur del país

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Los menores que llegan al Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS con malformaciones cardiacas son evaluados con un ecocardiograma y otras pruebas relacionadas; si es necesario que sean intervenidos quirúrgicamente, la operación se programa para no más de 10 díasFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de agosto de 2017, p. 29

El viernes pasado ocurrió algo que la niña Mariana Briseño no va a olvidar: ese día fue dada de alta definitivamente de los tratamientos médicos para curarle una malformación cardiaca que afectó su vida desde su nacimiento, y que la amenazaba con una muerte prematura si no recibía ayuda pronto.

La buena nueva iluminó el rostro del padre de Mariana, Salvador Briseño, quien aún tiene muy presentes los desvelos y las preocupaciones de su familia desde el momento en que supieron que el embarazo de su esposa era de alto riesgo, de que el alumbramiento ocurriera antes de los nueve meses y de que apareciera una obstrucción en los pulmones de la niña desde sus primeros meses de vida.

Sumado a lo anterior, los médicos encontraron un orificio de 12 milímetros en la pared ubicada entre las cavidades superiores del corazón de la pequeña, lo que le provocaba crisis de presión alta y amoratamiento en la piel, la boca y los dedos, un padecimiento que en muchas ocasiones desaparece de forma espontánea, pero no en el caso de ella.

Luego de estudiar este episodio a profundidad, el equipo de especialistas encabezado por Charles César Lazo Cárdenas realizó una operación el 17 de julio de 2016 para colocar un parche en el corazón de la niña.

A poco más un año de esa cirugía, Mariana recibió el alta médica que le devolvió la posibilidad de llevar una vida normal.

Casos como el de esta pequeña forman parte del trabajo cotidiano del doctor Lazo, quien es jefe del servicio de cardiología pediátrica del Centro Médico Nacional Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En entrevista con La Jornada, el médico explicó que durante el proceso de formación del corazón en el útero de la madre, a veces ocurren algunas malformaciones o defectos que pueden desaparecer solos, pero cuando no es así, es necesario realizar una operación correctiva.

Estas cardiopatías congénitas ocurren en ocho de cada 100 mil niños nacidos vivos, y en México hoy son la segunda causa de muerte infantil.

Hace unos años el país ocupaba el lugar cinco en este indicador, pero no por un aumento en la prevalencia de la enfermedad, sino por un alza en las detecciones tempranas, afirmó Lazo.

En el Centro Médico se atienden alrededor de 400 nuevos casos al mes, muchos de los cuales son de niños de las regiones centro y sur del país, quienes fueron reportados en sus lugares de origen con síntomas de falla cardiaca o cianosis, es decir, se ponen morados por falta de oxígeno.

Una de las intervenciones quirúrgicas más practicadas por el equipo de Lazo es la que se realiza con un tubo largo, delgado y flexible, llamado catéter, que se introduce en el paciente desde una incisión a la altura de la cadera, y que llega al corazón a través de diversas arterias.

Una vez en el músculo cardiaco, se pinta la sangre con un medio de contraste no ionizado con el fin de identificar la zona donde se encuentran los defectos que se deben corregir, lo cual se realiza mediante la instalación de oclusores o pequeños parches, o bien insuflando sangre en los órganos que lo requieran.

En los casos en que es factible utilizar esta técnica quirúrgica, subrayó el especialista del IMSS, se evita la realización de cirugías a corazón abierto, que son mucho más invasivas y riesgosas, pero en ocasiones no es posible evitar esta alternativa.

Antes de llevar a cabo este tipo de operaciones, los pacientes son evaluados con un ecocardiograma y otras pruebas relacionadas; cuando se decide la intervención, ésta ocurre en no más de 10 días.