La Habana.

Pantanos vacíos, campos secos y agua racionada en las viviendas son algunas de las imágenes que deja la mayor sequía que vive Cuba en los pasados 80 años. Ante la falta de lluvias, una de las alternativas que busca el gobierno cubano es desalar el agua del mar.

A 25 kilómetros al este de La Habana se encuentra el municipio de Guanabo, cuyas playas de arenas blancas son el destino preferido de los capitalinos para refrescarse. Los 15 mil habitantes del municipio pueden duplicarse en algunos periodos, por lo que el agua se convierte en un bien escaso.

Las autoridades cubanas pensaron que en el mar de su costa está una solución a la falta de agua, con la instalación de una planta desalinizadora en el barrio de Marbella.

La planta absorbe 14 metros cúbicos de agua por hora, de los cuales produce 11 metros cúbicos y tiene un rechazo de tres metros cúbicos, explica Ariel Navarro, técnico de CEDAI, la empresa encargada de la instalación, puesta en marcha y el mantenimiento.

El agua se desala mediante un proceso denominado ósmosis inversa que consiste en usar una membrana semipermeable que mediante una fuerte presión hace que el líquido atraviese la membrana dejando pasar el agua pero no las sales.

En el tratamiento posterior con el agua obtenida se realiza la desinfección con cloro, el ajuste de pH y la mineralización.

El resultado final es la producción de agua apta para el consumo humano, el riego agrícola o los procesos industriales.

Actualmente es el método más eficiente para desalar agua de mar desde el punto de vista energético, afirma Ricardo Limias, director de Inversiones del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos de Cuba.

Pero la desalinización genera un problema medioambiental en el vertido de la salmuera, el agua salada con mayores niveles de concentración de sales. Deben tratarse cuidadosamente por su impacto, por lo que se toman todas las medidas para su tratamiento y posterior vertido al mar, alerta Limias.

Las sales que se acumulan en el proceso son depositadas en un pozo de filtración a través de un desagüe, aunque ya están investigando cómo se podrían volver a aprovechar. La planta está compuesta con materiales chinos, pero también tiene algunas piezas de la empresa alemana Siemens.