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El recinto, ubicado a orillas del Támesis, fue el primero dedicado a objetos producidos en serie

El Museo del Diseño cambió su sede para que el arte sea de todos

Brinda a los visitantes una experiencia de familiaridad y reflexión sobre la vida moderna, apunta el director Deyan Sudjic

Cuenta con un acervo de cerca de 4 millones de piezas

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Se trasladó a un edificio de 10 mil metros cuadrados, concebido por el arquitecto John PawsonFoto Gravity Road
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 21 de agosto de 2017, p. 6

Londres.

El diseño y la arquitectura son dos áreas del arte demasiado importantes para dejarlas sólo a los especialistas, hay que llevarlas a múltiples públicos, afirma el director del Museo del Diseño, Deyan Sudjic (Londres, 1952).

En entrevista con La Jornada, el también escritor explica que ese fue el motivo por el que el recinto londinense se mudó desde hace casi nueve meses a un nuevo y más amplio edificio, de 10 mil metros cuadrados, concebido por el arquitecto John Pawson (Halifax, Reino Unido, 1949), ubicado a orillas del río Támesis, junto al Puente de la Torre (Tower Bridge).

El propósito es hacer que el diseño y la arquitectura sean parte de la vida de todos, reitera Sudjic. El Museo del Diseño de Londres, que recibe 500 mil visitantes al año, fue el primero del mundo dedicado en exclusiva a mostrar objetos producidos en serie: mobiliario, radios, automóviles, televisiones, electrodomésticos y, por supuesto, toda la gama de aparatos tecnológicos.

Sobre todo, se trata de objetos que cuentan historias, que brindan a los visitantes una experiencia tanto de familiaridad como de reflexión acerca de la vida moderna.

Al igual que todos los museos de la capital británica, desde el inicio del milenio la entrada al del Diseño es gratuita, lo cual agradecen sobre todo los jóvenes que en vacaciones abarrotan el inmueble.

En el mundo digital, para que un museo tenga futuro, debe proporcionar a las personas una razón para apagar sus teléfonos. Lo logramos aquí al compartir experiencias, continúa el director del recinto.

Construimos una suerte de teatro complejo con tres escenarios: el drama, el trabajo experimental y programas populares. Es así que nuestras exposiciones van de la tecnología a la moda, o de la arquitectura al diseño gráfico.

Curaduría excepcional

Agrega que el museo Vitra de Alemania (del que La Jornada ofreció detalles el pasado 8 de agosto) y el londinense son prácticamente recintos hermanos, abrieron en el mismo año, en 1989. La curaduría en ambos espacios dedicados al diseño no es la misma que en un museo de arte, detalla, “porque una cosa es mostrar el cuadro Guernica de Picasso y otra dar a conocer lo interesante que puede ser el avión alemán que destruyó la ciudad de Gernika. Un avión es un objeto producido en masa, no una escultura, y las personas se preguntan al mirarlo: ‘¿qué es, quién lo utilizó, cómo se hizo?’ No son cuestiones para un artista”.

El Museo del Diseño organiza seis exposiciones al año, además de presentar su colección permanente. Una de las más exitosas este 2017 fue Miedo y amor, en la cual “queríamos mostrar que el diseño no es sólo sobre sillas. Convocamos a 11 arquitectos y diseñadores de China, Japón, Holanda, Inglaterra y España, para que respondieran con su obra acerca de esos temas, el miedo y el amor, porque el diseño está haciendo muchas cosas que nos causan ansiedad por el mundo. No el diseño en sí, sino sus consecuencias, por ejemplo, el iPhone ha destruido la privacidad.

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Tenemos desde el primer producto hecho por Steve Jobs hasta la primera bandera del movimiento lésbico gay, cuenta Sudjic a La Jornada Foto Mónica Mateos-Vega

“También tuvimos el trabajo de una diseñadora industrial estadunidense, quien programó un robot que podía imitar la empatía humana, y ahora mismo presentamos una exhibición sobre California y toda esa generación que fue a la India a tomar demasiado LSD, se convirtió en jipi y luego comenzó a trabajar para las empresas más valiosas del planeta.

“Aquí tenemos desde el primer producto hecho por Steve Jobs, antes de Apple, hasta la motocicleta Harley-Davidson que Peter Fonda montó en la película Easy Rider, o la primera bandera del movimiento lésbico gay. Nuestra siguiente exposición será sobre Ferrari. Vamos desde la vanguardia hasta lo popular.”

–¿Considera que los objetos pueden cambiar la vida de las personas, si tienen un buen o mal diseño?

–Es difícil hablar de un buen o un mal diseño, es un concepto difícil, pues, ¿un buen diseño debe serlo también en lo moral? Por ejemplo, en nuestra colección permanente tenemos un rifle Kalashnikov, con una férula para los soldados heridos, y hacemos la pregunta: ¿qué queremos decir con un buen diseño? Es una cuestión de gustos.

–¿De gustos o de propósitos?

–Bueno, ¿cuál sería el propósito de una silla? Algunas son para celebrar una conferencia, otras están diseñadas para impresionar, otras para ver la televisión; es decir, las emociones tienen una función, así como la utilidad.

Desde su apertura, el Museo del Diseño en Londres ha presentado más de 100 exposiciones, que han disfrutado más de 5 millones de visitantes, quienes se han acercado al trabajo de algunos de los diseñadores y arquitectos más famosos del mundo, como Paul Smith, Zaha Hadid, Jonathan Ive, Miuccia Prada, Frank Gehry, Eileen Gray, Cartier y Dieter Rams.

El 24 de noviembre de 2016, el Museo del Diseño se trasladó al barrio de Kensington, en el oeste de Londres. Con tres veces más espacio y un acervo de alrededor de 4 millones de piezas, el reto es, concluye Sudjic, seguir entusiasmando al gran público al presentar objetos, sobre todo, repletos de recuerdos y expectativas, que hacen exclamar adjetivos tan disímbolos como hermoso, romántico, ridículo, indecente, desvergonzado, horrible, divertido.