La única forma de detener los asesinatos de comunicadores y activistas en México es combatir la impunidad, ya que de lo contrario no hay posibilidad de frenar las agresiones, señaló Pilar Tavera, integrante del consejo consultivo del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.

En entrevista con La Jornada, a propósito del homicidio de Cándido Ríos Vázquez –cometido el pasado martes en Hueyapan, Veracruz–, Tavera lamentó que aunque el reportero formaba parte del mecanismo desde 2013 y hacía buen uso de los implementos de alerta que se le habían dado para notificar si estaba en peligro, no fue posible evitar su asesinato.

Uno de los obstáculos que enfrenta el mecanismo en este y otros casos, detalló, es que en muchas ocasiones las autoridades no llevan realmente a cabo las medidas de protección decididas por los especialistas, como rondines de vigilancia o acompañamiento de agentes de policía a las personas amenazadas.

Además de ello, el órgano enfrenta una seria escasez de recursos, como lo comprueba el hecho de que su presupuesto para 2017 fue de cero pesos. Actualmente, recordó la activista, funciona con unos 80 millones de pesos que quedaron como remanente de los fondos ejercidos el año anterior.

Aunque admitió que las críticas al mecanismo están totalmente fundamentadas por su carencia de resultados concretos, consideró que el organismo no puede frenar las agresiones contra periodistas y defensores mientras las autoridades judiciales no realicen su trabajo de investigación y castigo a los responsables de los ataques.

Hay muy pocas medidas para disuadir la intencionalidad de los agresores, y la única que podría servir es acabar con la impunidad, pero es impactante saber que aunque ya llevamos 10 periodistas asesinados en el año, no hay una sola persona que esté siendo investigada por ello, denunció.

Por su parte, el titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez, coincidió en que la principal causa de las agresiones contra periodistas es la impunidad, y consideró que los mecanismos encargados de protegerlos siguen realizando acciones insuficientes. En ese contexto, recordó que de 2000 a la fecha ha habido al menos 124 comunicadores asesinados en el país.

Jan Jarab, representante en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, subrayó que el asesinato de Cándido Ríos es un recordatorio de la violenta realidad que enfrentan los periodistas, y urgió a las autoridades a investigar el caso, tomando en cuenta la hipótesis de la actividad profesional de la víctima.