os enteramos, primero, por un desplegado de la Unión Nacional de Trabajadores del 10 de abril pasado, con casi 100 organizaciones sindicales firmando, señalan que el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) tuvo que emplazar a huelga, porque la autoridad que es el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel, podemos decir, el gobierno) obliga a Telmex a compartir su infraestructura con empresas privadas, sobre todo extranjeras, y a las grandes televisoras, de manera prácticamente gratuita.
Luego, se da la marcha nacional del 26 de julio, difundiendo el STRM que está defendiendo sus derechos, también contra la intención de una división de América Móvil de Telmex, anunciada para fines de este año o principios del próximo. Todo lo mencionado pone en riesgo la economía de Telmex y la fuente de trabajo de 60 mil telefonistas. El emplazamiento a huelga es para el 25 de septiembre, y también es por la revisión salarial. Asimismo, tienen un amparo en defensa de sus derechos amenazados por las medidas mencionadas.
Está muy bien justificada la preocupación de muchos trabajadores de los teléfonos. Simplemente mi experiencia del sindicalismo en la rama nuclear y luego electricista en general. Hubo una agresión tras otra, que culminaron con el cierre total de Uramex, y en el proceso hubo miles de despedidos con diferentes pretextos. Y los despidos han sido un arma en muchos lados, entre otros medios de aumentar las ganancias empresariales y de la represión contra los movimientos y las organizaciones sindicales democráticas.
¿Y los problemas del público, de los que tienen teléfonos de Telmex? También están afectados, por lo menos por una política de los funcionarios de esta empresa.
Voy a informar mi propia experiencia, pero sé que hay bastantes otros afectados de manera similar. Yo tenía dos servicios, de dos empresas de los mismos dueños, el teléfono fijo en la casa y el portátil. En este último caso, el principal problema era lo difícil que era el trato de cualquier problema o descompostura, por la burocracia. Con el teléfono portátil era peor, cobraban a lo loco. Una vez, en los últimos meses del año pasado, los de Telmex me cobraron 700 pesos y fracción, y yo había usado muy poco el aparato. Eso me acabó de tomar la decisión de cambiar de compañía, porque los servicios con otras, de amistades, no tenían problemas y eran más baratos.
El 17 de enero pasado se consumó y firmó el trato del teléfono de la casa, y el celular por el estilo. Telmex no se presentó por su equipo, como había pasado en cambios anteriores. Ni siquiera hablaron por teléfono para que se los llevara a algún lugar.
Esperaron tres meses, y me mandaron un cobro de poco más de mil 700 pesos. Luego supe que se basaban en un contrato de hace años, de que si no les devolvía ese equipo en tres meses, me multarían. Y averiguando me di cuenta de que era su actuación general o por lo menos muy amplia. Hacerse como si no les importaba por ser equipos ya viejos, como pasaba en anteriores cambios, y luego irse a cobrar un dineral. Una trampa a todos los que se atrevían a abandonarlos por otra empresa.
Los demandé en la Procuraduría Federal del Consumidor. Y en eso andamos. Hasta el momento sobre todo me ha costado tiempo. Recomiendo a todo el que haya salido de Telmex, o piense hacerlo, que les devuelva sus equipos, que se los lleve, si es posible con un testigo, y papeles para comprobarlo, como si estuvieran tratando con un policía o con un ratero o las dos cosas; en mi caso, es sólo una bocina.
A última hora llamaron por teléfono para decirme que se rebajaba el supuesto adeudo a poco más de 600 pesos, por los meses de febrero y marzo. Les contesté que me cobran por un periodo posterior a la cancelación de su servicio.
Tenemos que aprender cada vez mejor a vivir en México, mientras logremos civilizarlo más y hacerlo más justo.