Tratamiento del cáncer o Parkinson, entre sus aplicaciones
Domingo 27 de agosto de 2017, p. 30
La luz podría convertirse en la medicina del futuro, porque sus aplicaciones biomédicas contra enfermedades neurológicas y celulares son amplias. Se puede usar en la rehabilitación de oído, vista, corazón, piel y riñón, así como en el tratamiento del cáncer, mal de Parkinson, alzheimer, parálisis, ansiedad, insomnio y epilepsia, entre otras, de acuerdo con investigadores universitarios.
La optogenética es la técnica que despierta
o apaga
grupos de neuronas del cerebro y combina la genética, la óptica y la virología, con el objetivo de estudiar y tratar padecimientos.
El procedimiento consiste en inyectar en las neuronas seleccionadas un virus benigno que contiene proteínas fotorreceptoras denominadas opsinas, cuya información genética proviene de algas fotosensibles, con lo que las células neutrales se vuelven sensibles a la luz, explicó.
En un simposio realizado en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), se expuso que las proteínas actúan como interruptores que encienden o apagan las neuronas en función de los destellos de luz enviados mediante nanocables de fibra óptica para lograr un comportamiento deseado.
Al ofrecer la conferencia El uso de la luz para estudiar al cerebro: la optogenética
, Víctor Hugo Hernández González, director del Departamento de Ingenierías, Química, Electrónica y Bioquímica de la División de Ciencias e Ingenierías de la Universidad de Guanajuato, expuso que la experimentación se lleva a cabo sólo en animales y que las limitaciones para el estudio en humanos son de índole tecnológica y bioética.
Para su aplicación se requiere de la tecnología leds o de fibra óptica de un tamaño nanométrico y flexible, que permita llevar luz en forma eficiente a un sitio del cuerpo.
Hernández González experimenta en la aplicación de la optogenética en el sentido del oído, en la aplicación de la luz dirigida a individuos con sordera, padecimiento frecuente debido al ruido excesivo en las metrópolis y el volumen alto de audífonos.
El empleo de la luz posibilitaría trabajar en forma específica con estímulos enfocados, introduciendo una proteína sensible a la luz en el nervio auditivo, cuyo destello sería captado por el cerebro como si fuera un sonido, como sucede la respuesta al sonido de manera natural.