Madrid.

La cifra de víctimas mortales por el doble atentado en Cataluña la semana pasada aumentó ayer con el deceso de una ciudadana alemana de 51 años, con lo que el saldo se elevó a 16. En el terreno político, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, respondió a los que silbaron y abuchearon a él y al rey Felipe VI por su vinculación con los países que presuntamente financian a la milicia del Estado Islámico: Las afrentas de algunos no las hemos escuchado.

Cataluña sufrió un doble atentado a cargo de una célula yihadista el pasado 18 de agosto. Primero, una camioneta invadió la zona peatonal de La Rambla, en Barcelona, y recorrió más de 700 metros a 80 kilómetros por hora. Ahí murieron 12 personas y más de un centenar resultaron heridas. El autor material del atropello, un marroquí de 22 identificado como Younes Abouyaaqoub, apuñaló después a un hombre de 34 años, a quien robó un vehículo para escapar.

De madrugada, a unos 80 kilómetros de Barcelona, en la ciudad turística de Cambrils, cinco miembros de la célula yihadista intentaron perpetrar una acción similar en el paseo marítimo, lleno de turistas a esa hora. No lo lograron porque fueron identificados en un control policial. En su huida atropellaron a seis personas y degollaron con un hacha a una mujer de 54 años. Las fuerzas del orden finalmente mataron a todos los agresores.

Los otros dos decesos ocurrieron en hospitales. El más reciente, el de la alemana que estaba de vacaciones en Barcelona.

De los heridos, unos 30 fueron reportados graves y al menos cinco se encuentran todavía en estado crítico. El más reciente informe del Departamento de Salud del gobierno catalán, presidido por el nacionalista Carles Puigdemont, informó que no se descarta que aumente el número de muertos en los próximos días.

Entre los 16 fallecidos se cuentan ciudadanos de España, Italia, Portugal, Bélgica, Estados Unidos, Canadá, Australia y Alemania.

Una histórica manifestación recorrió las calles de Barcelona el sábado, en la que se escuchó fuerte y claro el mensaje de la ciudadanía catalana: “No tinc por (No tengo miedo, en catalán)”. La marcha, que superó el medio millón de personas, también se caracterizó por las críticas a la monarquía española y al gobierno de Mariano Rajoy por sus relaciones políticas, comerciales y personales con los regímenes de las teocracias árabes, sobre todo Arabia Saudita y Qatar, al considerar que financian al extremista Estado Islámico. Rajoy y el rey Felipe VI fueron abucheados a lo largo de la manifestación, en la que además les acusaron de traficar con armas con dichos gobiernos.

Rajoy, de regreso de Barcelona, respondió a los que le silbaron –la mayoría afines a grupos independentistas–: Estamos orgullosos de haber estado allí y de que estuviera también el jefe del Estado. Estuvimos como muchas personas para expresar nuestro apoyo a las víctimas y solidaridad con todos los catalanes sensatos, moderados y respetuosos, y las afrentas de algunos no las hemos escuchado.

El mandatario español añadió: Nuestra democracia no cede ante la barbarie, pero nadie ha logrado vencer en solitario al terrorismo. La unidad de los demócratas es el peor enemigo del terror, y el mayor favor que le podemos hacer a los terroristas son las fisuras entre nosotros.

También aprovechó para enviar un nuevo mensaje a su homólogo catalán, Puigdemot, para que dé marcha atrás en su intento por celebrar el referendo independentista el próximo primero de octubre.