Ganó oro en Taipei, pero regresó tras muerte de su hermano
Domingo 10 de septiembre de 2017, p. a15
La campeona mundial Dolores Hernández sufrió los cinco días más duros de su vida. De la alegría por haber sido la primera medallista de oro en la Universiada de Taipei, su entorno se ensombreció con la muerte de su hermano Antonio y dejó la competencia de clavados cuando había avanzado a la semifinal del trampolín de tres metros individual con la seguridad de que tendría otra presea.
Lolita tenía apenas unos días de haber llegado con la delegación mexicana al país asiático. Allí se enteró que el mayor de sus hermanos estaba hospitalizado al caer de una gran altura en Cancún.
La veracruzana pidió oraciones a sus seguidores de Face-book por la recuperación de su hermano de 23 años, quien luchaba por su vida mientras ella seguía compitiendo. Quería darle otro título a México tras el oro que había ganado en trampolín de un metro, el pasado 20 de agosto, porque el de tres metros finalmente se lo adjudicó Arantxa Chávez y pudieron haber sido dos
, afirma la joven clavadista.
Ante la adversidad que padecía la familia Hernández Monzón, Lolita buscaba mediante su logro darse más valor para continuar en Taipei.
Sabía que podía hacerlo en la prueba que mejor se acomoda y con la que ha obtenido preseas doradas en Juegos Centroamericanos y Panamericanos, estos últimos con Paola Espinosa, en los sincronizados tres metros hace dos años en Toronto.
La clavadista de 21 años anhelaba otra medalla, pero el destino le tenía preparado un final inesperado y trágico.
“Fue una experiencia muy dura y difícil. Mi estado era de alegría y tristeza. Recibía el apoyo de mis compañeros y por momentos me daba tranquilidad, de que todo saldría bien y mi hermano se recuperaría.
“Recuerdo que lideraba la eliminatoria de tres metros (25 de agosto) y después de mi último clavado mi entrenadora Ma Jin se me acercó y me dio la mala noticia. Me preguntó si quería continuar la competencia, yo sabía que podía sacar otra medalla, pero mi dolor era demasiado.
Los (responsables) de la delegación me consiguieron los vuelos para que regresara de inmediato a México. Veía mi medalla de oro y me sentía feliz, eso me animaba un poco, pero también recordaba a mi hermano
, relata Lolita con voz entrecortada a La Jornada.
Los dos eran muy unidos, como dijo Lolita en su Face-book. “Aunque no lo tenga físicamente siempre va a estar en mi corazón y hablaré con él todas las noches, porque será mi ángel guardián y donde quiera que esté sé que ya empezó a alegrar ese lugar y organizar la fiesta. Te amo por siempre Wichiwacha”.
Lolita regresa este lunes a los entrenamientos en la Ciudad de México. El próximo año vienen compromisos y el principal será defender sus tres medallas de oro en la cita regional de Barranquilla, para continuar el camino a otra participación olímpica en Tokio 2020 y sacarse la espina de Río de Janeiro, donde terminó en semifinales en el decimosexto sitio.