Los salarios y el TLCAN
breros, campesinos, trabajadores y profesionales de los sectores público y privado de México casi no aparecen en las renegociaciones del TLCAN. Mientras en el cuarto de junto están representados empresarios y políticos, la participación de los empleados organizados prácticamente es nula.
Sin embargo, aun con esa limitación las presiones en las renegociaciones para que se incrementen los salarios tienen más fuerza que las que realizan las grandes centrales obreras y campesinas en nuestro país.
¿Quién lo iba a pensar? La presión más fuerte para que se eleven los ingresos de los empleados en México proviene del extranjero. Los gobiernos y las centrales de trabajadores de Estados Unidos y Canadá, entre las que destaca la AFL-CIO y la Unifor, jugarán un papel determinante en el aumento de los sueldos en nuestro país.
La razón de lo anterior es que México tiene ventaja en la producción frente a Estados Unidos y Canadá, debido a los bajos salarios. Mientras en Estados Unidos los trabajadores reciben 20.8 dólares por hora, en México apenas 2.2.
En el caso de los empleos especializados en la industria automotriz, la diferencia no es tan alta, pero por cada dólar que recibe un trabajador mexicano, en Estados Unidos y Canadá se pagan alrededor de cuatro, lo cual impulsa a las armadoras a producir en México.
Esta situación salarial tan desigual genera fuertes presiones para que en México mejoren los ingresos de los empleados y tiene más fuerza que los discursos de políticos como Salomón Chertorivski, secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, quien un día sí y otro también habla del tema.
Hay que precisar que los incrementos salariales no pueden ser por decreto o por buenas intenciones de políticos, sino dependen del mercado laboral y éste ya no sólo es el de México, sino el de los tres países involucrados en el tratado.
Al ritmo en que avanzan los intercambios en América del Norte, las presiones de nuestros socios comerciales serán cada vez mayores y la realidad en el mercado generará la necesidad de incrementar los salarios.
Si México aspira a ser un país desarrollado tendrá que hacer grandes cambios tecnológicos, educativos y mejorar los salarios en los próximos 10 años.