Acapulco, Gro.

Los más de 5 mil habitantes del poblado La Venta, en la periferia de este puerto, luchan a diario por hacerse de agua potable para sus necesidades básicas, ante el olvido en que desde hace años los han mantenido autoridades municipales y estatales.

Las tuberías se dañaron hace cuatro años, tras el paso de la tormenta tropical Manuel. Los vecinos se abastecen con pipas, almacenan en cubetas el agua de lluvia o pagan a muchachos que la distribuyen con mangueras desde pozos artesianos.

De nada han servido las inversiones millonarias realizadas desde 2010 por autoridades de los tres niveles de gobierno para garantizar el suministro en colonias de la periferia de Acapulco, aun cuando se han recibido recursos del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento, aportados por el gobierno de España.

Tampoco se ha podido evitar que las aguas residuales de La Venta sean vertidas al río La Sabana, pues el colector sanitario, al que en 2012 se invirtieron 8 millones de pesos, colapsó con las torrenciales lluvias de Manuel, en septiembre de 2013.

Cuatro años después, el sistema de drenaje de la localidad no ha sido reparado, pues para que el dinero aportado por España sea invertido las administraciones locales deben realizar obras complementarias.

En La Venta hay calles donde la tubería es pequeña y en ocasiones las aguas negras se desbordan por las atarjeas.

Tomas y medidores sin usar

En 2012 autoridades municipales anunciaron un nuevo sistema de distribución de agua: con una inversión de 120 millones de pesos, se construirían líneas de conducción desde el poblado El Quemado. Sin embargo, los habitantes de las colonias Tres Postes, El Tanque, Barrio Nuevo, El Pochote, por un lado, y de las calles Morelos, Insurgentes 1, 2 y 3, La Agrícola, Tamarindos, a los que supuestamente surte el depósito de almacenamiento de La Mica, siguen sin servicio.

En colonias asentadas en el cerro de La Venta, como Tres Postes y El Tanque, donde fue construido hace unos cuatro años un depósito de 500 metros cúbicos, se multiplican mangueras de plástico negras con las cuales los pobladores se surten.

Esto se debe a que el nuevo sistema opera en forma deficiente. Las llaves y medidores de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (Capama) permanecen prácticamente intactos.

Urbanización desordenada

Hermelinda Cano Alejandro, quien vive metros abajo del nuevo tanque de almacenamiento, reprochó: Pedimos al gobierno que nos echen agua, que las llaves no nada más estén de lujo. Padecemos mucho, la estaban surtiendo dos veces por semana, pero ya tiene rato que no.

Artemia Ojendis Hernández, de 66 años, relató cómo se abastece: Si llega el agua (lo que ocurre una vez al mes), me levanto en la noche a llenar cubetas, o cooperamos para que traigan la manguera: 60 pesos cada tercer día.

Joaquín Contreras Loeza, residente de la avenida del Pochote, en la parte baja de La Venta, explicó: “Aquí todo el tiempo hemos padecido ese problema, nunca hemos tenido agua suficiente. Ahí están las llaves; el nuevo sistema empezó a funcionar en mayo, pero sólo tres o cuatro veces hemos tenido agua.

Siempre hemos pagado a los muchachos de las mangueras, pero nos sale caro: los tambos de 200 litros nos los dan a 12 pesos. Subrayó que una pipa puede costar hasta 130 pesos.

El poblado de La Venta creció de forma explosiva y sin planeación después de los destrozos que ocasionó el huracán Paulina, en octubre de 1997. Desde entonces se construyeron numerosos conjuntos habitacionales, lo que provocó una excesiva demanda de servicios básicos.

A Insurgentes 2 y la Morelos, de plano no están mandado agua, pues hay fugas en la red de tubería; nunca han sido reparadas, se quejó Cristian Valois Rodríguez, ex comisario de La Venta y presidente del Comité de Sustentabilidad nombrado por la Capama.

Consideró que pequeños detalles de operación y falta de personal del organismo impiden que los pobladores cuenten con servicio regular.

En algún momento hubo suministro con el tanque nuevo, pero el problema se ha agudizado. No se respeta el tandeo. Algunos llevan 60 días sin agua; en Barrio Nuevo ya son tres meses.

Valois subrayó que la población también debe poner de su parte, pues utiliza los linderos del río de La Sabana como basurero y no se reparan las fugas de agua en domicilios particulares.

Habitantes de La Venta explicaron que a los usuarios que firman contratos nuevos con la Capama les llega agua sólo por un tiempo, y luego se suman a quienes padecen escasez.

Una de las instalaciones afectadas es la preparatoria popular Digna Ochoa. Para llegar a sus sanitarios –recientemente construidos por el ayuntamiento– hay que subir un montículo de arena.

La mayoría de las casas de La Venta cuentan con tinacos y piletas donde sus moradores almacenan el agua de lluvia, con pipas o con las mangueras conectadas a pozos artesianos.