El actor dirige The Disaster Artist, comedia que recrea el making of de The Room
También protagoniza el filme basado en la biopic de Tommy Wiseau, realizador del desastre fílmico que de tan malo se volvió de culto
Es un fracaso muy particular, o no lo es, pues después de 14 años deberíamos llamarlo un éxito
, añadió en el festival
Viernes 29 de septiembre de 2017, p. a10
San Sebastián.
¿Puede la peor película de la historia convertirse en una obra de culto que, más de una década después, siga levantando pasiones? La respuesta se llama The Room, rotundo despropósito que por serlo resulta apasionante y que ha servido a James Franco para llevarse la primera gran ovación del 65 Festival de San Sebastián por The Disaster Artist.
Esta hilarante comedia estadunidense recrea el making of del mayor fenómeno del cine trash (basura) de los tiempos recientes, pero lejos de quedarse en la parodia, supone una auténtica carta de amor al séptimo arte. Además de tomar las riendas del filme como realizador, el nominado a un Óscar por 127 horas se mete en la piel del iconoclasta Tommy Wiseau (director, protagonista y productor de The Room), en un papel que para muchos apunta a premio.
Conferencia a la altura del desastre
“Hay tantas películas malas en la historia del cine que no se verán más, pero The Room sigue llenando sesiones a medianoche porque Tommy puso en ella todo su corazón”, explicó Franco en una abarrotada rueda de prensa con problemas de sonido que bautizó como the disaster press conference
. El de Wiseau es un fracaso muy particular, o no lo es en absoluto, pues después de 14 años deberíamos llamarlo un éxito
, añadió.
Franco, quien saltó a la fama encarnando a James Dean en el biopic homónimo de 2001, contó que empatizó con Wiseau, pues él también tuvo que sufrir en sus comienzos como actor. “Mis padres me dijeron que si quería dedicarme a esto, me las arreglara, así que comencé trabajando en un McDonald’s. Por suerte, fueron dos o tres meses”, añadió, pero en cierto modo, la película tiene también algo muy personal
.
The Disaster Artist se basa en la novela autobiográfica de Greg Sestero, coprotagonista de The Room y encarnado en la gran pantalla por Dave Franco. Según contó su hermano, al leerla entendió que ahí había una gran historia de Hollywood
que quería dirigir y protagonizar. Pero cuando tras adquirir los derechos habló con Wiseau, éste le sugirió
a Johnny Depp para su papel.
Me reí, le dije que era una gran estrella, y se molestó. Fue Greg quien postuló mi nombre
, relató. Y me dijo, bueno, he visto tu trabajo, has hecho algunas cosas buenas, algunas malas...
, añadió Franco entre risas. Tiempo después, con la película aún sin terminar, Wiseau lo acompañó a la proyección en el Festival South By Soutwest.
Y la ovación fue inmensa, recordó. Entonces me dijo que la aprobaba 99 por ciento
. El torbellino que supuso la llegada de James Franco a San Sebastián, donde semanas antes se había proyectado The Room para abrir boca, opacó la presentación de la tercera película española en la carrera por la Concha de Oro. Y eso que el drama familiar La vida y nada más, de Antonio Méndez Esparza, tuvo muy buena acogida entre la crítica.
El director de Aquí y allá, distinguida en Cannes, vuelve a trabajar sobre el terreno, con actores no profesionales, para contar ahora la historia de un adolescente afroamericano que anhela encontrar su sitio. Y en el camino tendrá que enfrentarse a una madre que a su vez, ansía encontrar un propósito en su vida más allá de la maternidad. Todo ello con una marcada vocación neorrealista que, en sí misma, es un acto de resistencia política
.
Así lo afirma el propio Méndez Esparza, quien confiesa que su cine nace del instinto, casi del arrebato
.
Siempre trato de centrarme mucho en los personajes, que vivan en un entorno verdadero y, a partir de ahí, que cada cual saque sus conclusiones
, dijo al ser preguntado por la crítica social latente en el filme. Éste se enmarca en el condado de Leon (Florida), lugar caracterizado por la desigualdad y con una elevada tasa de criminalidad.
Y del realismo de La vida y nada más la jornada pasó a un estilizado Berlín en blanco y negro con Beyond Words, de la directora polaca Urszula Antoniak. Sin embargo, su marcada voluntad visual no convenció a la crítica a la hora de narrar este drama sobre un brillante abogado que reniega de sus orígenes polacos hasta que la repentina llegada de su padre le obliga a replantearse su vida.