Mujeres de compañía
n julio pasado Corea del Sur exhibió el primer video conocido de las mujeres de compañía
, obligadas a trabajar de esclavas sexuales para los soldados japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. El hallazgo lo hicieron investigadores de la Universidad de Seúl en los archivos de Estados Unidos. La grabación de 18 segundos muestra a varias mujeres alineadas hablando con un soldado.
Los únicos registros de mujeres forzadas a la esclavitud sexual por el ejército japonés durante esa conflagración, eran fotografías y testimonios de sobrevivientes. El equipo de investigación dice que las imágenes las filmaron camarógrafos de las tropas estadunidenses y chinas en la provincia china de Yunnan, entonces ocupada por Japón.
Se calcula que 200 mil mujeres fueron forzadas a trabajar en burdeles para el ejército de ese país. Algunas también procedían de Indonesia, Filipinas y Taiwán. Por lo que toca a las mujeres coreanas, las liberaron en 1944 pero ha tensado desde entonces la relación entre Corea del Sur y Japón. Finalmente, en 2015, ambos países llegaron a un acuerdo por el cual Japón formalmente se disculpó y acordó pagar 8.3 millones de dólares para financiar a las víctimas. Muchos coreanos consideran que la disculpa es insuficiente y la cuestión sigue afectando las relaciones entre ambos países.
En enero, Japón retiró temporalmente a su embajador en Corea del Sur porque se colocó una estatua en homenaje a las mujeres de compañía
delante del consulado japonés en Busan. Un monumento similar también existe fuera del consulado en Seúl. Tokio quiere que ambas esculturas se quiten.
Recientemente murió a los 90 años de edad Huang Youliang, última superviviente del grupo de mujeres chinas que denunció al ejército japonés por usarlas de esclavas sexuales cuando invadió China de 1937 a 1945. Huang fue violada en octubre de 1941. Tenía 15 años y fue obligada a pasar dos años en un burdel. Ella era lo que los soldados nipones llamaban mujeres de consuelo
.
Huang formaba parte de un grupo de 24 mujeres chinas que en 2001 interpusieron en un juzgado de Tokio una denuncia contra el gobierno japonés por los daños físicos y sicológicos que sufrieron al obligarlas a ejercer la prostitución con soldados de ese país. Pidieron una compensación de 215 mil dólares.
Las instancias judiciales japonesas reconocieron el daño sufrido pero alegaron que su derecho a solicitar una compensación había expirado y no era admisible presentar una denuncia individual contra todo un Estado.
Más de una docena de esclavas sexuales
viven todavía en China, pero no forman parte del grupo que junto a Huang presentó la denuncia. Se niegan a hablar en público de lo que sufrieron. Lo hacen por ellas los historiadores con cada vez más datos sobre esa infamia.