Latinoamérica perderá como mínimo entre 8 y 14 millones de empleos en las próximas cuatro décadas debido a la incorporación de tecnología en los procesos productivos, se advierte en un análisis de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En su estudio Las transformaciones tecnológicas y su impacto en los mercados laborales, el organismo plantea que incluso la pérdida de fuentes de empleo podría ser mayor si no se logra adaptar los procesos productivos y, especialmente, el trabajo humano, al nuevo contexto tecnológico y, al revés, las nuevas tecnologías al ser humano.

El análisis, elaborado por Jürgen Weller, se basa en un enfoque denominado contextual condicionado, pues explica que más allá de los trabajos que se puedan sustituir por máquinas, el resultado en términos de destrucción y generación de empleos depende de las acciones que toman los actores, aunque no lo pueden hacer con absoluta libertad, sino condicionados por las características de las tecnologías disponibles a lo largo del tiempo.

Destaca que tanto a nivel global como para América Latina persiste un elevado grado de incertidumbre sobre el impacto de los nuevos avances tecnológicos en el empleo y sus características, puesto que por una parte habrá destrucción de empleos que se sustituirá por nuevas tecnologías o que se perderían por una restructuración de las cadenas globales de valor.

Señala que según estimaciones que parecen realistas cuantifican la destrucción neta en entre 1 y 2 por ciento del empleo total (3.38 millones de empleos) para 2030 y 5 por ciento (según la base de referencia, entre 8 y 14 millones de empleos) hacia 2055.

Esto, sin embargo, sería el piso mínimo de la destrucción de empleos, establecido por los puestos de trabajo que contienen una alta proporción de ocupaciones automatizables, destaca el estudio.

Detalla que con base en datos Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para América Latina en su conjunto la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y la Cepal proyectan que las pérdidas de empleos estarán concentradas en la industria manufacturera con una destrucción de alrededor de 3.5 millones de empleos; funciones administrativas y de soporte que perderían alrededor de 1.3 millones de empleo y la construcción, con una destrucción de un poco más de un millón de puestos de trabajo a 2030.

Estas pérdidas no se compensarían con ganancias en el comercio (un poco más de 2 millones de nuevos empleos) y, en menor grado en el transporte (alrededor de medio millón) y otras ramas de actividad.

Para el caso de México el estudio señala que según estimaciones del WEF, en el periodo 2015-2020 se prevén incrementos del empleo en todos los rubros cubiertos, con servicios financieros, industrias básica e infraestructura y tecnología de información y comunicación con las más altas tasas de crecimiento del empleo, y un estancamiento en los bienes de consumo.

Parece que más que en la destrucción de empleos, el efecto más amplio de las transformaciones consistirá en los cambios de la manera de trabajar y de los empleos, a partir de la incorporación de nuevas tecnologías en ciertas tareas, refiere.