Dos primeros versos
or un extraño error, ora sí que desviación profesional, yo recordaba
que cierta canción interpretada por Vicente Fernández, luego del indeleble primer verso (Grabé en la penca de un maguey tu nombre) decía: tu nombre escrito con tinta verde, lo cual –para acabarla– juzgaba de absurdo. Lo absurdo era la mezcolanza que mi cacumen había permitido: la de dicha línea inicial con el título de un poema de Octavio Paz: Escrito con tinta verde.
Sin embargo eso me hizo pensar en la imagen de entrada de la Ley del monte, en tanto tal incuestionable. Me demoraré, que diría Borges, en la imagen acústica, un endecasílabo sáfico, denominación a la cual habría que agregar, según dieciochesca clasificación chilena, el calificativo pleno. Para Eduardo de la Barra Lastarria lo que para nosotros es nada más sáfico (sílabas tónicas la cuarta y la octava a más de la indispensable décima) para él es sáfico puro. El pleno llevaría además, y es el caso del verso que nos ocupa, acento en la segunda: Grabé en la pénca de un maguéy tu nómbre…
¿Cómo eludir que los primeros tres acentos caen en é? Grabén Lapén (espero se entienda el capricho de la grafía) lleva además de la clara armonía vocálica (aé, aé) cierta no tan vaga aliteración (bén, pén). Pero cedamos atención a lo visual, que va de la mano a la penca al maguey y regresa al principio –ya sin mano, la cual ha terminado su trabajo: vemos únicamente el nombre, sustantivo cuyo sonoridad, ligado al posesivo tu, aun cuando menos, es también importante, mas nuestras herramientas fonológicas son limitadas, meramente compartimos el sentir.
Compárese ahora ese verso con el que da inicio a otra ranchera, Amarga Navidad: Acaba de una vez de un solo golpe… Si uno no está alerta diría que el único parecido que guardan entre sí es la rima, asonante: nombre, golpe. Pero tenemos ante nosotros otro endecasílabo, asimismo con acento en segunda (Grabé, acába), lo que lo define como heroico, y en octava, lo que lo emparenta un poco más con el sáfico cantado por el de Huentitán. Para De la Barra Lastarria los acentos, en 2, 6, 8 y –el obligado–10 lo clasificarían como heroico largo: Acába de una véz de un sólo gólpe…
Si lo realmente llamativo del primer verso analizado es la imagen visual, no obstante su efectiva eficacia acústica, acá lo feliz es la exclamación, el recurso al habla común, el llamémosle despliegue emotivo –y su contundencia.