En el Congreso de Estados Unidos es donde se debe construir un muro, de acuerdo con Dolores Huerta, activista por los derechos laborales, las libertades civiles y la equidad de género en Estados Unidos, quien recibió ayer el reconocimiento Alfonso García Robles por labores destacadas en favor de personas migrantes que le entregó la UNAM.

El muro en el que piensa no es una pared como la que el presidente estadunidense Donald Trump quiere levantar en la frontera con México para impedir el paso de los migrantes, sino una barrera legal que resista a las intenciones de endurecer la política migratoria en Estados Unidos.

Su planteamiento es que los inmigrantes que pueden obtener la ciudadanía estadunidense deben hacerlo y votar por candidatos progresistas para que los representen en el Congreso. Lo que tenemos en Estados Unidos es mucha gente de nosotros, mexicanos, que no vota, que no se hacen ciudadanos. Son millones de personas y les pedimos por favor que voten, porque tenemos que cambiar la situación política y sólo nosotros lo podemos hacer, dijo en una mesa redonda celebrada ayer en Ciudad Universitaria antes de recibir el reconocimiento, que también fue otorgado a otros cuatro servidores públicos y una institución de Estados Unidos que trabajan en favor de los migrantes latinoamericanos.

Huerta, quien fundó en la década de 1960, junto con el activista César Chávez, la Asociación Nacional de Trabajadores del Campo –después Unión de Trabajadores Campesinos–, dijo que aunque parece incomprensible que el pueblo estadunidense haya escogido a Trump como presidente, esto es posible porque en Estados Unidos en las escuelas nunca se incluyen (en lo que se enseña) las contribuciones de los inmigrantes al país.

Si esto no se enseña, nuestros niños no van a entender la dignidad que merecen los inmigrantes por el trabajo que han hecho.

Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición Pro Derechos Humanos de los Migrantes, expuso que son muchos los retos, pero lo más urgente es atender la discriminación y el racismo que se traducen en más deportaciones.

El liderazgo de Trump promueve ideas como que el mexicano es considerado menos, merecedor del castigo de las autoridades migratorias y de la policía: 98 por ciento de los deportados son mexicanos y con una estancia en Estados Unidos hasta de 25 años. El ataque no es simplemente por ser migrante, sino por ser mexicano con papeles o sin papeles, sostuvo.