omo una venganza más en contra del priísmo en la Ciudad de México, y como una amenaza para sus habitantes, el nombramiento de Eruviel Ávila, quien dejó al estado de México sumido en una enorme ola de violencia e inseguridad, y con una de las tasas más altas de feminicidios del país, resulta la reiteración de un fracaso prolongado que no halla remedio.

Y si el priísmo supone que en esta ciudad se podrán utilizar las mismas trampas que se usaron en la entidad vecina para ganar elecciones, y debido a ello envían a uno de sus alquimistas a recomponer el camino, es obvio que el abandono en el que han tenido a la ciudad y a su propia militancia les ha hecho olvidar la naturaleza política de la capital del país, donde las encuestas más recientes ponen a los tricolores por debajo, incluso, del panismo.

Pero tal vez esta llegada, precedida de la renuncia a la dirigencia capitalina de esa organización de Mariana Moguel, no sea, por las causas explicadas, lo más importante de las jornadas políticas de los días recientes, porque si algo será trascendente, se quiera reconocer o no, es la renuncia de Esthela Damián a Movimiento Ciudadano (MC), donde su cacique, Dante Delgado, sufre un enorme descalabro que tendrá consecuencias en la alianza de los desiguales, donde ese partido parecía vacunado en contra de las reacciones a la mezcolanza de eso que llaman izquierda y derecha.

Aunque los funcionarios más destacados de MC, como Alejandro Chanona y Luis Walton, entre otros, buscaron convencer a Damián de quedarse en el partido con frases muy hechas, como la de a donde vas, van a perder, para la también ex perredista el asunto de ganar o perder parece no merecer su atención. La mujer busca, cuando menos eso parece, integrarse a una lucha por crear conciencia entre la gente y mejorar sus condiciones de vida, por lo que la importancia del triunfo o la derrota no figuran entre sus preocupaciones.

Así las cosas, aunque en MC se ha seguido la política del avestruz y hacen como si nada hubiera sucedido, en otros lares ya empiezan a hacer cuentas, y las restas han descompuesto las sumas que suponían al frente de los desiguales como una opción triunfadora para las elecciones del 18. Cosa de mirar de cerca los numeritos.

La salida de cuadros importantes del PAN restará una cantidad muy significativa de votos a ese frente; la desbandada en el PRD, que ya ha sido documentada, y es abundante, le quita otros números al grupo, y ahora la salida de Esthela Damián, a la que acompañará otra importante cantidad de votos posibles, ponen, ciertamente a la alianza en una muy difícil posición, porque ahora habrá que preguntarse: ¿y qué les queda a los aliados?

Eso en el ámbito de la elección general, pero aquí en la ciudad la cosa es peor: Movimiento Ciudadano era, hasta antes de la salida de Damián, uno de los pilares del grupo que lanzaría en conjunto un candidato a la jefatura de Gobierno, es decir, PAN, PRD y MC, porque ni los azules ni los amarillos parecían opción, pero ahora el frente mellado parece tener mucho menores posibilidades que antes de la renuncia de la que fue la lideresa del partido en la capital. Ni modo.

De pasadita

Habrá que estar pendiente de lo que suceda hoy en el PRD de la Ciudad de México, que hoy se reúne para fijar las reglas con las que habrá de jugar para encarar las elecciones del 18. Todo indica que la candidatura a la jefatura de Gobierno se dará por medio de un elección, y aunque hoy todavía habrá quien quiera incluir a Ricardo Monreal en la justa, en un gesto de dignidad, como hace mucho que no lo hacen, los militantes amarillos se negarán a aceptar otra aberración. ¿Será?

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