Repleto el auditorio Plutarco Elías Calles, en la sede nacional del PRI, donde se encontraban las fuerzas vivas de los sectores campesino, obrero y popular, la yucateca Dulce María Sauri (ex dirigente del tricolor) encontró la frase precisa que describió el sentido de aquella gritería y la razón de ser de los recientes cambios estatutarios y la ruptura de candados para encontrar a su abanderado presidencial: El PRI tiene sed de triunfo.

Ayer los priístas arrancaron su proceso de selección de candidatos, y con el puño derecho en alto, y el coro ¡vamos a ganar, vamos a ganar!, Enrique Ochoa defendió el método de selección aprobado este viernes: la Convención de Delegados. Su principal argumento es que ya fue utilizado exitosamente en el estado de México.

Desde la asamblea de agosto se allanó el camino para la posibilidad de que el principal candidato priísta en 2018 no sea un militante, e incluso que no tenga obligación de hacerlo. Así lo confirmó el secretario técnico del Consejo Político, Ernesto Gándara, y el líder del sector popular, Arturo Zamora.

En la sesión del Consejo Político se autorizó al Comité Ejecutivo Nacional a emitir la convocatoria, y ahí se sabrá qué es lo que buscan en el tricolor. Por ahora ratificaron algunos de los cambios presumidos por sus autores desde agosto: paridad de género, una de cada tres candidaturas para jóvenes, lenguaje inclusivo y, sobre todo, paquetes de exámenes para aplicarlos a quienes pretendan ser legisladores. Uno de los principales reclamos de la sociedad es que al Congreso federal, y a las legislaturas locales, llegan personajes sin conocimientos elementales en la materia. Se han documentado casos de algunos que no conocen ni cuántos artículos tiene la Constitución.

En el reglamento de elecciones aprobado se indica que podrán contender las personas ciudadanas simpatizantes que tengan interés en ser postuladas a cargos de elección popular, cuando su prestigio y fama pública señalen que se encuentran en el nivel de reconocimiento y aceptación en condiciones de competitividad para ganar.

Y así, con la sed de triunfo enunciada por Sauri, Ochoa volvió a prometer victorias en las tres elecciones federales (Presidencia, senadores y diputados), porque, en su opinión, los priístas traen inercia ganadora.