Dos estrenos mundiales y uno nacional, a cargo del Cuarteto de Cuerdas José White
El concierto en El Colegio Nacional incluyó Toque de silencio, del compositor mexicano, y All Those Strings, de la sueca Karin Rehnqvist
La otra partitura fue Exilios, de Gabriela Ortiz
Viernes 27 de octubre de 2017, p. 5
Dos estrenos mundiales, a cargo del Cuarteto de Cuerdas José White, se efectuaron anoche en la sede de El Colegio Nacional, en el Centro Histórico.
Las obras fueron Cuarteto de cuerdas número 8 Toque de silencio, de Mario Lavista, y All Those Strings (versión para cuarteto de cuerdas y arpa), de la sueca Karin Rehnqvist, en la que intervino la arpista Mercedes Gómez Benet.
Además, se hizo el estreno en México de Exilios (para cuarteto de cuerdas y flauta), de Gabriela Ortiz.
Encabezados por Lavista, Rehnqvist y Gómez Benet, los integrantes de ese ensamble mexicano (Silvia Santa María Guerrero, Cecilia García, Sergio Carrillo y Orlando Espinosa) ofrecieron el miércoles un ensayo general en la sala 34 del Conservatorio Nacional de Música.
En entrevista con La Jornada, Karin Rehnqvist (Estocolmo, 1957) dijo que en All Those Strings se usan 63 cuerdas tangibles y visibles; 47 pertenecen al arpa y cuatro a cada uno de los instrumentos del cuarteto de cuerdas. La versión original de esta pieza fue escrita para la cítara finlandesa llamada kantele, instrumento muy antiguo. En su forma más simple consiste en cinco cuerdas tensas sobre un pedazo de madera hueca
.
Diferentes registros del arpa
La arpista Mercedes Gómez Benet dijo: “Hay una comunicación tan rica donde todos nos nutrimos desde nuestra perspectiva. Hice algunas sugerencias en la composición de Kari para el arpa y pudimos probarla en diferentes registros del instrumento.
Mario Lavista encabezó el concierto con su obra Cuarteto de cuerdas número 8 Toque de silencio.
“Es una melodía –explicó el compositor a La Jornada– que se toca en todas partes del mundo. El toque de silencio lo realiza el ejército cuando uno de sus integrantes ha muerto. Es muy famoso. Quise rendir un mínimo homenaje a un gran músico mexicano que murió de cáncer el año pasado, Armando Luna. Lo conocí cuando él era adolescente en clase de composición. Nos hicimos amigos y se convirtió en gran maestro en el Conservatorio.
“En el país tenemos la fortuna de tener muy buenos grupos de música de cámara como el Cuarteto Latinoamericano, el Quinteto de Viento de la Ciudad de México, el ensamble del Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea (Cepromusic). Hay un movimiento muy importante aquí. Yo escribo la música para artistas en particular, nunca en abstracto. Siempre pensé en alguien. Ahora lo hice con el cuarteto White. Con esto garantizo una excelente interpretación de la obra. Es la mejor satisfacción.
“Considero necesario –añadió Lavista– que vendría bien a los mexicanos recibir una formación musical no sólo para apreciar la música de cámara, sino para oír la música en su conjunto. Con una preparación como oyente uno puede deleitarse y acceder a una vasta cantidad de obras”, concluyó el también integrante de El Colegio Nacional.