Recibe aplausos, pero también reclamos de apoyos federales a casi dos meses del sismo
Martes 31 de octubre de 2017, p. 5
Bahía de Paredón, Tonalá, Chis.
A unos días de que se cumplan dos meses del sismo de magnitud 8.2, el presidente Enrique Peña Nieto visitó por segunda ocasión esta localidad para entregar la primera decena de viviendas reconstruidas –todavía en obra negra– y se encontró con una comunidad que se volcó en agradecimiento y entusiasmo, aunque por momentos amenazaba con salirse de control.
Todavía falta mucho por hacer, reconoció el Presidente. Dijo que la demolición, remoción de escombros y limpieza de los terrenos ‘‘ha sido un gran reto y ha tomado más tiempo del que yo pensaba’’. Respecto de su compromiso de que para finales de año estaría concluida la reconstrucción, admitió que para entonces ‘‘estaremos muy avanzados’’.
El mandatario federal llegó en helicóptero a instalaciones militares de esta comunidad procedente de Tuxtla Gutiérrez. El programa indicaba un recorrido por la calle donde se ubican las viviendas nuevas, la entrega de algunos apoyos para pequeños comercios y para la reparación de escuelas, entre otros, pero Peña Nieto descendió de la camioneta mucho antes para saludar a la gente y de ahí se siguió caminando acompañado por el gobernador Manuel Velasco.
Luego se sumaron los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio; de Salud, José Narro; de Educación Pública, Aurelio Nuño; de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles; de Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda, así como los directores de los institutos del Seguro Social, Mikel Arriola, y de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, José Reyes Baeza, quienes sólo por momentos se pudieron acercar a donde estaba el Presidente.
En su recorrido, el titular del Ejecutivo recibió aplausos y porras, pero también escuchó peticiones de ayuda para el repellado de las viviendas nuevas, la recuperación de pequeños negocios, como el de la señora Raquel Celaya, quien vive de vender empanadas y garnachas, pero ahora carece de ese ingreso porque su local se cayó con el temblor.
Algunas personas que habían saludado a Peña Nieto el pasado 11 de septiembre –en la historia de Bahía de Paredón nunca antes los había visitado un Presidente de la República–, en esta ocasión pudieron acercarse nuevamente, pero ya más tranquilos, incluso se diría que contentos, saludaron al mandatario y se tomaron fotografías con él.
La desolación y desesperanza que privaba los primeros días posteriores al sismo del 7 de septiembre ya está pasando. ‘‘Vamos poco a poco con nuestro trabajo a levantar nuestras casas’’, comentó el señor Arturo Marroquín, de 65 años, pescador y jefe de familia.
Aquí se ha avanzado con la autoconstrucción y el financiamiento de organizaciones civiles para las primeras viviendas que hoy visitó Peña Nieto.
En su recorrido, el mandatario pasó frente al terreno donde se edificará una clínica de primer nivel, con recursos del Seguro Popular, informó Narro Robles. Comentó que de la misma forma como se construirá el Hospital General en Juchitán, la obra de la clínica de Bahía de Paredón estará a cargo del Ejército Mexicano y se inaugurará en cuatro meses.
Después de más de una hora de caminar por las calles, Peña Nieto y Velasco Coello llegaron a una explanada donde ya los esperaban cientos de personas. Subió a un pequeño templete y pretendía iniciar su mensaje, pero los gritos de la gente no se lo permitían. Incluso, en un par de ocasiones tuvo que pedir ‘‘escúchenme’’.
Insistió en que la tarea ha sido ardua, pero avanzó con el censo y la visita a cada una de las casas dañadas. De inmediato vinieron los gritos y manos alzadas que negaban esa afirmación. Y es que, según reconoció enseguida el Presidente, con las réplicas del sismo del 7 de septiembre, principalmente con la del día 23, hubo más viviendas afectadas que quedaron fuera del primer censo.
Pero, dijo, para eso se instalaron mesas de atención a donde los afectados pueden acudir para plantear sus casos. Las ovaciones y agradecimientos siguieron, incluso en voz de un par de niñas. Una de ellas reconoció la ayuda que han recibido y pidió que ‘‘respeten al Presidente’’.
Pasada la contingencia también surgieron viejos reclamos que no han sido atendidos, como la contaminación de la bahía. Christian, un joven de la localidad, buscó acercarse a Peña Nieto –sin éxito– para plantearle que las aguas negras de Tonalá han ensuciado el agua que, si bien no es para consumo humano, permanece estancada, genera polución ambiental y es criadero de mosquitos. Luis Humberto Morales, secretario privado del gobernador, lo escuchó y ofreció revisar el caso, del que, dijo, el gobierno estatal no sabía nada.