Cien congresistas piden investigar la conducta sexual de Trump
El demócrata Doug Jones hace historia; Moore no admite la derrota
rogandopor contribuciones para su campaña y que ella
haría cualquier cosa por conseguirlas. En imagen de la derecha, Doug Jones, primer demócrata en llegar al Senado por Alabama en más de dos décadas, al ganar ayer la elección al republicano Roy MooreFoto Afp y Ap
Miércoles 13 de diciembre de 2017, p. 27
Nueva York.
El presidente Donald Trump sufrió una grave derrota en Alabama, su candidato al Senado federal, acusado de pedofilia, perdió una elección con implicaciones nacionales enormes. Mientras, el movimiento de denuncia de hostigamiento sexual contra hombres poderosos llegó a las puertas de la Casa Blanca.
Contra los deseos de la cúpula de su propio partido, Trump apostó todo al apoyar al republicano ultraderechista Roy Moore, acusado de hostigamiento sexual por nueve mujeres, muchas de ellas adolescentes cuando fueron agredidas por el autoproclamado defensor de valores cristianos.
Moore y su promotor Trump, quien ha sido acusado públicamente por más de 17 mujeres de hostigamiento sexual, han reiterado que todas las mujeres que se han atrevido a denunciarlos por sus comportamientos sexuales son mentirosas.
Pero el movimiento de denuncias de mujeres por hostigamiento sexual que algunos bautizan como #MeToo (yo también) que está derrumbando a hombres poderosos por todo el país, aparentemente logró acrecentar la oposición a Moore y ahora está tocando las puertas de la Casa Blanca.
Con ello Doug Jones hizo hoy historia al lograr algo que hasta hace poco se consideraba imposible: un demócrata será senador por Alabama por primera vez en más de dos décadas. Y aunque Trump felicitó al ganador, Moore se negó a aceptar la derrota.
La contienda en Alabama tiene implicaciones nacionales por varias razones: la derrota republicana reduce el margen ya de por sí cerrado del control republicano de la cámara alta a 51 contra 49; el resultado no sólo representa una derrota para Trump, sino que dificultará la promoción de su agenda; finalmente, esta contienda es percibida como indicador para las elecciones legislativas intermedias de 2018, alimentando la posibilidad de que los demócratas recuperen la mayoría en el Senado.
Sin embargo, ilustrando las divisiones entre republicanos, parte de la cúpula respiró con alivio esta noche. Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado, se había opuesto desde el inicio a Moore por las acusaciones en su contra, y el otro senador republicano de Alabama declaró que no votaría por él. Lo último que deseaban era tener a un colega acusado de pedofilia con posiciones ultraderechistas controvertidas entre sus filas. A la vez, fortalece la mano de las corrientes tradicionales del partido.
Al mismo tiempo, la derrota vulnera más al presidente y su círculo en momentos en que por primera vez el movimiento de denuncia contra el abuso y hostigamiento sexual por hombres poderosos que ha azotado a todo el país durante las semanas recientes –desde los pasillos políticos de Washington, hasta Hollywood, pasando por el mundo de los deportes y el gastronómico– ha llegado a las rejas de la Casa Blanca.
Este martes, después de que en los pasados dos días seis senadores demócratas han llamado a la renuncia del presidente debido a su historia de abuso sexual, 59 legisladoras demócratas pidieron una investigación del Congreso sobre el comportamiento sexual de Trump (al abrirse a hombres, el número de firmantes ha llegado a 100).
Todo esto después de que el lunes tres de las más de 12 mujeres que durante la contienda electoral del año pasado denunciaron públicamente que fueron víctimas de abuso sexual de Trump, de nuevo se presentaron en público para expresar su desilusión de que sus denuncias durante la campaña presidencial no frenaron la elección de quien dicen es un depredador sexual y llamando, en el contexto del movimiento que se ha detonado, por una nueva investigación.
Trump nutrió esto aún más este martes, cuando respondió al llamado de los senadores por su renuncia con un tuit atacando a una de ellas, Kirsten Gillibrand, acusando que ella había acudido a su oficina rogando
por contribuciones a su campaña y que ella haría cualquier cosa
para conseguirlas cuando él era un empresario (donó a su campaña en 2010).
La senadora respondió que ese mensaje era una calumnia sexista intentando silenciar mi voz
. Otros demócratas se sumaron a denunciar el mensaje y el tono. Gillibrand advirtió: no puedes silenciarme a mí ni a los millones de mujeres que se han movilizado para declarar sobre la falta de aptitud y la vergüenza que has traído a la Casa Blanca
.
La senadora por Hawaii, Mazie Hirono, se sumó hoy al llamado por la renuncia del presidente, declarando después de su ataque contra su colega, que Trump es un mentiroso, un depredador sexual confeso y lo único que lo frenará será su renuncia. No sólo le debe una disculpa a Kirsten, se la debe a todo nuestro país, particularmente a las mujeres
.
El candidato de Trump, ahora derrotado en Alabama, no sólo estaba acusado de acoso sexual contra menores de edad, sino que también representaba la vertiente racista con la cual se ha identificado el presidente una y otra vez. Hace un par de meses en un mitin político un afroestadunidense le preguntó a Moore cuándo consideraba que había sido la última vez que Estados Unidos fue grande
, y respondió: “creo que fue grande en tiempos en que las familias estaban unidas –aunque aún teníamos esclavitud– se cuidaban entre sí”. En 2011, Moore, en un par de entrevistas por radio descubiertas de nuevo por CNN esta semana, afirmó que deshacerse de varias enmiendas constitucionales, incluida la 14 que otorgó derechos iguales bajo la ley a ex esclavos, eliminaría varios problemas
.
Trump había llamado a favor del voto para Moore indicando que su candidato había negado las acusaciones de pedofilia en su contra, que era inaceptable la elección de un demócrata y que el republicano era clave para promover la agenda política de la Casa Blanca, incluyendo las medidas antimigrantes, la construcción el muro fronterizo, mayor seguridad pública, entre otras, algunas ya denunciadas como ataques contra los derechos y libertades civiles.
Voto afroestadunidense, la clave
Ante ello, según indicadores preliminares, una clave de la derrota del republicano –hecho casi impensable hace sólo unas semanas– fue la movilización del voto afroestadunidense junto con el de los jóvenes.
Sin embargo, mientras casi toda la atención nacional ha sido captada en la ola de denuncias de abuso sexual por hombres en posiciones de poder (esta semana cayeron entre otros el legendario director de ballet, Peter Martins; el célebre chef Mario Batali, dueño de un restaurante famoso en Nueva York, y otro reportero estrella de una revista nacional, sumándose a la lista que incluye a un senador y tres representantes federales, la semana pasada), el gobierno de Trump continúa impulsando de manera acelerada su agenda política, incluyendo el desmantelamiento del estado de bienestar social, sobre todo de programas de asistencia para los pobres.
A la vez, los republicanos en el Congreso están afinando su reforma tributaria (con versiones diferentes aprobadas por cada cámara) que, según múltiples investigaciones y análisis tanto del propio Congreso como independientes, beneficiará casi exclusivamente al 1 por ciento más rico del país.
Hoy Trump perdió una batalla, pero su guerra sigue adelante.