Martes 19 de diciembre de 2017, p. a12
Saas-Fee, Suiza. El viaje de media hora que hacen los deportistas todos los días hasta los Alpes suizos –usando dos aerosillas y cruzando un túnel en el tren subterráneo más alto del mundo para llegar a un glaciar a 3 mil 500 metros (11 mil pies) de altura– es un recordatorio diario del peligro que representa el calentamiento global para los aficionados a los deportes de invierno. Al bajar del tren, atraviesan un terreno para llegar a una ladera que cada vez tiene menos nieve y está surcada por nuevas grietas. De vez en cuando escuchan el sonido de un glaciar que se parte mientras se preparan para los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang, Corea del Sur. Sin nieve y frío en los lugares donde normalmente hay condiciones climáticas frías, tenemos que venir aquí y encontrar algún sitio donde poder hacer algunos saltos
, comentó Jon Lillis, campeón mundial de saltos aéreos con esquí. El conjunto francés de moguls acortó un entrenamiento en el glaciar de Tigner al abrirse griegas en la pista. Uno de los miembros del equipo, Ben Cavet, se mostró sorprendido por el deterioro del lugar. Siempre pensé que eso del calentamiento global eran cuentos de mi abuelo, que me decía que hacía 20 o 30 años esquiaba en tal lugar y había más nieve. Pero estamos hablando de sólo ocho años y se nota la diferencia. En la cima del glaciar ahora hay un gran peñasco
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