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La participación supera 80 por ciento del padrón; bloque secesionista obtiene 70 escaños

Independentistas ganan mayoría absoluta en comicios de Cataluña

Ciudadanos, el partido más votado, logra 37 diputados que no le alcanzan para gobernar

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En la sede de la Asamblea Nacional Catalana, partidarios de Carles Puigdemont celebran el triunfo de Junts per Catalunya, que ganó 34 diputaciones de las 70 que obtuvo el bloque independentista. El destituido presidente de la Generalitat aparece en la pantalla durante una transmisión desde Bélgica, donde se encuentra refugiadoFoto Ap
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Marta Rovira, candidata de Esquerra Republicana de Catalunya (al centro), ayer luego de darse a conocer resultados de las elecciones en las que esta formación independentista ganó 32 escaños en el ParlamentoFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 22 de diciembre de 2017, p. 26

Barcelona.

Con una participación histórica de 81.95 por ciento, los partidos independentistas de Cataluña ganaron de nuevo la mayoría absoluta; entre los tres suman 70 escaños, de 68 que se requieren para formar gobierno. Lograron 47.56 por ciento de apoyo con algo más de un millón 995 mil votos. Sin embargo, el partido más votado fue el derechista y españolista Ciudadanos, que obtuvo 37 diputados y un respaldo popular de 25.35 por ciento de sufragios al obtener, en solitario, más de un millón 90 mil votos.

Dos años después del periodo político más convulso de Cataluña, que llevó a una declaración unilateral de independencia por el gobierno de Carles Puigdemont –actualmente refugiado en Bélgica y con una orden de detención vigente en territorio español–, se realizaron elecciones autonómicas.

Aquella declaración aprobada en el Parlamento catalán el 27 de octubre provocó que el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, utilizara una herramienta inédita desde la transición a la democracia y aprobara en el Senado la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que le dio facultades para intervenir la administración catalana.

Después de una campaña electoral marcada por la situación de excepción, con uno de los candidatos (Puigdemont) refugiado en Bélgica y otro (Oriol Junqueras, ex vicepresidente de la Generalitat), en la cárcel desde el 2 de noviembre, se celebraron los comicios en un ambiente de tensión y hasta de temor por un posible fraude electoral y nuevas incursiones represivas del Estado español.

A pesar de todo, los comicios se desarrollaron sin incidentes y con una participación masiva de más de 81.90 por ciento del padrón, cifra récord en la que el bloque independentista revalidó la mayoría absoluta, pese a haber registrado un ligero descenso del respaldo popular, al perder algo más de 150 mil votantes y un diputado con respecto de los comicios de 2015.

El reparto de los votos y los escaños quedó de la siguiente manera: Ciudadanos sumó 37 escaños, con un millón 80 mil votos obtenidos, que representan 25.35 por ciento del electorado; en segundo lugar se ubicó Junts per Catalunya (JpC), que logró 34 diputados y un porcentaje de votos de 21.68; como tercera fuerza queda Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), con 32 escaños y 21.41por ciento de sufragios.

El cuarto lugar fue para el Partido Socialista de Cataluña (PSC) que sumó 17 diputados con 13.87 por ciento de votos; después Cataluña en Común (CeC) con ocho escaños; Candidatura de Unidad Popular (CUP) con cuatro, y el Partido Popular (PP) sólo obtuvo tres.

A pesar de la victoria en votos y escaños de Ciudadanos, el bloque unionista asumió con amargura un resultado que otorga la posibilidad de gobernar de nuevo la región a las tres formaciones que pugnan por la independencia y que ahora se tendrán que sentar a negociar las condiciones del nuevo acuerdo de gobierno. Y la primera cuestión a resolver será decidir quién presidirá el nuevo gobierno, una vez que el candidato hegemónico del independentismo era Carles Puigdemont.

El ex mandatario catalán se encuentra en Bélgica desde finales de octubre, tras emprender la huida por el temor a ser detenido luego de ser citado por la Audiencia Nacional de España que le imputa, como a sus compañeros, los delitos de rebelión, sedición y malversación de recursos públicos.

La justicia española tiene vigente una orden de detención que se aplicará en cuanto Puigdemont vuelva al país a recoger el acta que lo acredita como diputado, algo que al parecer ya es inminente.

Además, los cuatro escaños de la CUP serán cruciales para formar gobierno, con lo que la primera exigencia que pusieron sobre la mesa –y a la que no piensan renunciar– es que el nuevo gobierno oriente sus esfuerzos para hacer cumplir el mandato popular del primero de octubre. Es decir, que se siga caminando por la senda de la declaración unilateral de independencia.

Desde Bruselas, Carles Puigdemont declaró minutos después de finalizado el recuento: con estas elecciones ejemplares hemos recuperado la legitimidad de nuestras instituciones y eso significa que la república catalana ha ganado a la imposición a la monarquía del 155 y el Estado español ha sido derrotado. Rajoy y sus aliados han recibido su merecido después de perpetrar el golpe de Estado.

El ex mandatario catalán también reclamó a las autoridades españolas una disculpa y una reparación por tantas personas a las que han herido, la restitución del gobierno legítimo y la liberación inmediata de los presos políticos.

Marta Rovira, líder de ERC, advirtió que con el resultado electoral se tiene que reabrir el Parlamento y ser leales al mandato democrático, ya que la república ha ganado al 155 y los ciudadanos han votado por la libertad de los presos políticos y la independencia.

En las antípodas se expresó la candidata de Ciudadanos, Inés Arrimadas, quien fue la más votada pero que no tiene ninguna posibilidad de gobernar. Por primera vez en la historia en Cataluña ha ganado las elecciones un partido constitucionalista y hemos hecho que los independentistas pierdan fuerza.

La jornada electoral dejó dos grandes perdedores: el PP, que perdió ocho escaños al pasar de 11 diputados a tres, con lo que ni siquiera tendrá grupo parlamentario y se convirtió en la última fuerza parlamentaria. Y Cataluña en Comú –la marca electoral de Podemos–, que pasó de 11 a ocho escaños, pero sobre todo porque sus diputados no serán determinantes para la formación del futuro gobierno catalán y también porque perdieron presencia en toda la región y en la ciudad de Barcelona, donde precisamente gobierna la fundadora de la coalición morada, Ada Colau.