Madrid.

En su tradicional discurso de Navidad, el Rey Felipe VI de España, llamó a los políticos a trabajar para recuperar la convivencia en Cataluña, días después de que el bloque soberanista logró mayoría en las elecciones autonómicas convocadas por el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.

Luego de los comicios del día 21, cuando los independentistas conquistaron 70 de l35 escaños, las tres formaciones que aspiran a la secesión siguen negociando para nombrar a un nuevo presidente y formar gobierno.

Carles Puigdemont, el destituido presidente refugiado en Bélgica desde finales de octubre, puede ser detenido si vuelve a España y llevado ante el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, para que responda por las acusaciones que enfrenta de rebelión, sedición y malversación. Su formación política, Junts per Cataluña (nacionalistas conservadores) fue la fuerza más votada del bloque independentista y él fue elegido como líder de la lista.

El rey de España centró buena parte de su discurso en el conflicto abierto entre Cataluña y el Estado español, que en estos meses ha alcanzado altos índices de tensión y complejidad.

Felipe VI llamó a los dirigentes políticos y a la ciudadanía a respetar y preservar los principios y valores de nuestro estado de derecho, pues es imprescindible para garantizar una convivencia que asegure la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político. Incluso reconoció que 2017 ha sido un año difícil para la vida en común en España; y que ha sido un tiempo marcado, sobre todo, por la situación en Cataluña.

El monarca advirtió que las recientes elecciones autonómicas abrieron un camino que debe conducir a que la convivencia en el seno de la sociedad catalana recupere la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo. Como sabemos, el enfrentamiento y la exclusión sólo generan discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y económico de toda la sociedad. Por lo que es necesario que renazcan la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña. Su capacidad de liderazgo y de esfuerzo; su espíritu creativo y vocación de apertura, su voluntad de compromiso y su sentido de la responsabilidad.

Este es el primer discurso del rey con marcado acento político desde el mensaje a la nación que pronunció en septiembre pasado, en el cual apoyó abiertamente la estrategia del gobierno español ante la situación en Catañuña.

Y, como era previsible, sus palabras despertaron las críticas de los sectores independentistas y los elogios y parabienes de las formaciones españolistas. Desde el derechista Partido Popular (PP), el vocero Pablo Casado advirtió que el rey volvió a ponerse al frente de la sociedad española para exigir que sigamos viviendo juntos, liderando esa España tranquila de las banderas en los balcones para decir que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Mientras, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quien además logró que su formación y su candidata, Inés Arrimadas, se convirtieran en la fuerza más votada en los comicios, dijo que el rey nos representa: orgullosos de nuestra democracia, de lo que hicimos juntos, de lo que nos une, pero con la ambición de un futuro mejor para una España moderna, diversa y unida.

A su vez, los líderes independentistas arremetieron contra el monarca. Eduard Pujol, vocero de la formación de Puigdemont, señaló: Felipe VI está más cómodo apelando a la represión del primero de octubre que a la voluntad de los catalanes del 21 de diciembre. Las urnas dijeron lo que dijeron: basta 155.

Pablo Iglesias, líder del partido Podemos, consideró que aunque el monarca cambió el tono, en su mensaje navideño volvió a abrazar los argumentos del PP.