A pesar de que la discriminación cultural, lingüística, por el color de piel, la apariencia y hasta por la forma de vestir permanece en México, la sociedad niega ser racista o clasista, ya que prevalece el concepto de que es un país mestizo sin otros actores sociales, sostuvo la investigadora Norma Angélica Castillo Palma, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Sin embargo, subrayó que se debe reconocer que más que una sociedad con homogeneidad mestiza, somos multiétnica, separatista y desigual para aspirar a ser una colectividad más justa.

La también docente de esta casa de estudios agregó que el racismo está intrínsecamente en la mentalidad de la mayor parte de las personas y para erradicarlo se requiere un largo proceso educativo y político.

Hay una negación del otro, pues se parte de la construcción de la identidad del México mestizo, negando al índigena que aún existe con su lengua, cultura y color, así como todas las formas de discriminación por una construcción cultural e histórica, indicó.

Como ejemplo de los hechos de discriminación, Castillo recalcó el uso del calificativo güerito, que se usa constantemente como un cumplido en el lenguaje popular en México y lo cual denota que para la población en general el ser de piel blanca tiene mayor valor, mientras en el argot popular para insultar a alguien se utiliza indio como calificativo negativo.

Parte del origen de las connotaciones raciales y discriminatorias en la percepción y lenguaje de los mexicanos comenzó desde la conquista y la colonización española.

Para modificar esta percepción también es necesario un cambio en los mensajes emitidos en los medios de difusión, principalmente en la publicidad en televisión, ya que es uno de los principales agentes que fomenta tipos y formas de divergencia, explicó la académica.