Al calor de una derrota, apenas terminado el combate donde perdió por nocaut técnico ante Miguel Román el 9 de diciembre, Orlando Siri Salido dijo que su carrera terminaba esa noche en Las Vegas. Con el rostro inflamado, parco como acostumbra, habló del tiempo, del deterioro del cuerpo y apenas soltó al micrófono: Ya me voy. Ésta fue la última pelea. Ya me voy.

Días después, Siri se retractó y dijo que seguiría en el boxeo, que aún tenía algunos pendientes por cumplir.

Fue un arrebato, señala el Siri desde Arizona, donde tiene cinco años viviendo; al calor de la pelea me sentía decepciona-do, de muchas cosas en el negocio del boxeo, pero también de cómo me sentí esa noche. Me precipité, nada más.

Hace tiempo que Siri ha hecho público su malestar en las negociaciones de sus peleas, en las que está convencido que no se le valora y se le ha pagado muy por abajo de otros peleadores que considera sin méritos.

Por ese malestar ha preferido tener poca actividad, antes que regalar su trabajo. Los largos periodos sin combate son los que –piensa– le jugaron en contra en la pelea ante Román. Dos combates en 2015, uno en 2016, dos en 2017. Demasiado tiempo sin subir al cuadrilátero.

Eso me pesó demasiado, cuenta Siri; porque tuve que bajar 15 kilos, no me recuperé y me sentí lento, sin fuerza, sólo aguanté unos episodios y después ya no pude. Me afectó estar parado tanto tiempo, porque yo cuando no tengo pelea me olvido del boxeo.

La sensación del boxeo actual, el ucranio Vasyl Lomachenko, tiene una sola derrota en su vertiginosa carrera. El responsable es Siri Salido. Desde que ocurrió en 2014, siempre se ha hablado de una posible revancha, pero Siri asegura que nunca le han querido ofrecer un pago justo.

Desde que peleamos, yo llegué como campeón y aun así me pagaron 10 veces menos que a Lomachenko, reclama; lo único que he pedido es que me paguen algo justo de acuerdo al espectáculo que organizarían. Si no quieren pagar, pues que se queden con su derrota, porque esa mancha siempre va a existir en la carrera de Lomachenko.

Siri dice que esa sensación de hastío y decepción por no conseguir ser valorado en las negociaciones económicas, también lo impulsaron a anunciar su temprano retiro a los 37 años de edad. No sólo era la derrota por el gran esfuerzo que le constó dar el peso de la división superpluma, sino el desencanto de cobrar menos de lo que circula en el mercado.

Pero ya lo pensé, y aún quiero hacer cosas en el boxeo, adelanta; quiero recuperar un cinturón mundial, por eso debo buscar peleas que me hagan recobrar una posición en las clasificaciones para ser tomado en cuenta. No será muy difícil porque ya me conocen los promotores y la afición sabe que soy una garantía de espectáculo.

El título de Miguel Berchelt del Consejo Munidal de Boxeo puede ser una de las opciones para Salido. No quiere pasar demasiado tiempo inactivo, pero tampoco se precipita. Ahora tiene dinero en algunas inversiones y combina su profesión de boxeador con el servicio de Uber.

Yo manejo mi auto en Phoenix, cuenta Siri; me gusta el trabajo. Los pasajeros no saben que soy boxeador, que he sido campeón mundial, la mayoría son estadunidenses que no hablan español y yo casi no hablo inglés.