Madrid.

Ciudadanos, partido españolista y conservador, obtuvo la mayor parte de los votos (un millón 90 mil y 36 escaños) en los comicios del 21 de diciembre en Cataluña. Sin embargo, este martes confirmó que no intentará formar gobierno en alianza con otros partidos.

El Parlamento catalán quedó repartido entre siete partidos y dos bloques: los independentistas, que obtuvieron 70 diputados, y los españolistas, con 57, además de Cataluña en Común (la marca electoral de Podemos), que se ubica en medio y ganó ocho diputaciones.

Ciudadanos, con la candidata Inés Arrimadas, enarboló un discurso contra la secesión y en favor de la aplicación del artículo 155 por Mariano Rajoy, presidente del gobierno español, y que significó la anulación de la autonomía de la región.

Con ese mensaje Ciudadanos logró ser el más votado en Barcelona y Tarragona, las dos provincias con más población de Cataluña.

Sin embargo, los dirigentes de Ciudadanos saben que es prácticamente imposible lograr una coalición suficiente para formar gobierno, y el vocero José Manuel Villegas confirmó: no vamos a hablar ni con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ni con la candidatura del ex presidente Puigdemont. Lo que supone que ni siquiera intentarán negociar con sus principales rivales políticos.

Si ellos (los independentistas) pueden formar gobierno que lo hagan, nosotros nos mantendremos a la expectativa, indicó Villegas.

Agregó: no renunciamos a nada, está claro que ganamos, pero hay que formar gobierno y las fuerzas constitucionalistas no suman los escaños suficientes.

El derechista Partido Popular (PP) pidió a Ciudadanos intentarlo, por lo menos. A los independentistas no hay que ponerles en bandeja la posibilidad de formar gobierno, comentó Ignacio Martínez Maillo, vocero del partido en el Congreso.

Ahora serán las tres formaciones independentistas Junts per Catalunnya (nacionalistas conservadores); ERC y la Candidatura de Unidad Popular CUP, las que tendrán que resolver la formación de gobierno y queda la incógnita de si Puigdemont será presidente de la Generalitat, a pesar de que está refugiado en Bélgica desde finales de octubre y hay en su contra una orden de detención en territorio español acusado de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos.