Sociedad y Justicia
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Miles de mujeres reciben insultos y atención nula o deficiente en hospitales públicos

Maltrato obstétrico, resultado de un clima de violencia institucional

Persisten los estereotipos que condenan a las pacientes a afrontar abusos y el dolor como parte de la maternidad, denuncian expertos

ONG pide apoyo al sector salud, no criminalizar a médicos

 
Periódico La Jornada
Viernes 29 de diciembre de 2017, p. 32

En México, miles de mujeres padecen maltrato de médicos y enfermeras durante el parto, pero también antes y después, como parte de un clima de violencia obstétrica que incluye la negativa de los hospitales a tratar a las pacientes o atenderlas de manera deficiente, sobre todo en las regiones más pobres y marginadas del país.

Así lo denunciaron víctimas y especialistas en el tema, quienes señalaron que el origen de este fenómeno se encuentra lo mismo en la escasez de recursos económicos del sector salud, que en la falta de capacitación del personal sanitario, así como en la persistencia de estereotipos de género sobre las mujeres y la maternidad.

El caso de Verónica Sánchez Macín resulta ilustrativo. En 2014 fue enviada al hospital general de Tlalnepantla Valle Cey-lán para que las condiciones de su embarazo fueran revisadas. Ahí, los médicos encargados tomaron nota de que el cordón umbilical estaba alrededor del cuello del bebé, pero lo descartaron como un factor de riesgo.

En la madrugada del 29 de octubre de ese año, acudió al nosocomio tras sentir contracciones y dolores muy fuertes, pero los médicos le ordenaron volver ocho horas después, por considerar que la dilatación de su matriz aún era muy poca.

Ese mismo día en la tarde, Verónica regresó al hospital y desde que ingresó a urgencias percibió una actitud hostil en su contra y de otras mujeres que también se encontraban a punto de dar a luz.

“Te atienden chavitos de 20 o 25 años a lo mucho, y la actitud de todos es la misma: ‘haga lo que yo le digo y no pregunte’. Se enojaron porque me había ido en la mañana y todo el tiempo tienen una actitud de acoso. Creen que exageras en tu dolor o que no es nada extraordinario; no te ponen atención si no tienes dislocada la columna o esperas gemelos o trillizos”, recordó.

Además de ignorar las preguntas o las peticiones de las mujeres, los médicos regañan a muchas por cualquier razón. A una le reprocharon que estaba gorda y que por eso iba a provocar que su bebé se muriera; a otra porque padecía escoliosis y tenía la obligación de saber que era un embarazo de alto riesgo. Eran amenazas y regaños constantes por lo que sea.

En medio de interrogatorios y tactos de medición constantes, Verónica debió esperar horas en una camilla sin que le dieran agua –porque no, era el argumento para negarle el líquido– y sin que nadie respondiera sus preguntas.

Finalmente, en la mañana del 30 de octubre su hija Sofía nació, luego de que un doctor ordenara practicarle a la madre la llamada maniobra de Kristeller, que consiste en presionar el abdomen de la mujer hacia abajo para conseguir que el producto salga.

La niña no sobrevivió mucho tiempo. En ese momento, rememoró la víctima, en la misma sala había otros tres neonatos que también habían muerto, entre ellos, unos gemelos.

“La directora del hospital sólo dijo que esto había pasado ‘porque Dios lo decidió así’. Ellos no pueden evadir su responsabilidad por lo que pasó. Los médicos siguen creyendo que no se equivocaron, que las del error fuimos nosotras porque nos embarazamos en condiciones que ellos no quieren”, señaló Verónica.

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La falta de especialistas provoca que una gran cantidad de alumbramientos sean atendidos por residentes que apenas terminaron la licenciatura, quienes no siempre tienen la supervisión de perinatólogos con experiencia suficiente, advierten especialistas en violencia obstétricaFoto Alejandro Meléndez

Carencias, otra causa

Como se informó en estas páginas en días recientes (19 de diciembre de 2017), la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares advirtió que 33.4 por ciento de las mujeres de entre 15 y 49 años que han estado embarazadas en algún momento de los pasados cinco años sufrió una o más formas de maltrato.

Según dicho estudio, entre los abusos más frecuentes se encuentra la colocación no consentida de algún método anticonceptivo, la negativa de anestesiarlas para aminorar el dolor, dirigirles palabras humillantes u ofensivas, y negarles informes sobre su situación o la del bebé.

Para Rebeca Ramos, coordinadora de incidencia en política pública del Grupo de Información en Reproducción Elegida (Gire), los casos de maltrato, atención deficiente o negación de la misma no son aislados, sino parte de un fenómeno de violencia institucional, que muestra las fallas estructurales del sistema de salud pública.

Uno de los errores, consideró la especialista, es el estereotipo de género según el cual las mujeres se realizan en la vida únicamente con la maternidad, y por tanto deben afrontar el parto sin quejarse, porque el dolor forma parte de la experiencia.

Otra causa de la violencia obstétrica son las carencias que se viven en muchos hospitales, sobre todo en los estados con mayores índices de pobreza –como Chiapas, Guerrero y Oaxaca–, donde no hay médicos y enfermeras suficientes o dicho personal tiene condiciones laborales pésimas. Se suma la falta de insumos elementales, como camillas, suero, medicinas o salas especiales de parto.

Es la carencia de médicos especialistas la que provoca que una gran cantidad de alumbramientos sean atendidos por residentes que apenas terminaron la licenciatura, quienes no siempre tienen la supervisión de perinatólogos con experiencia suficiente.

Se debe a una falta de recursos tanto humanos como financieros, y a la manera en que se están distribuyendo estos recursos, por eso en Gire no somos partidarias de criminalizar la violencia obstétrica, porque puede seguirse proceso judicial contra un doctor o doctora, pero las fallas van a persistir, indicó Ramos.

Consideró necesario dotar a los hospitales de recursos suficientes y asegurarse de que los médicos encargados tengan la capacitación necesaria, pero también mejorar las condiciones laborales del personal sanitario y la infraestructura de los nosocomios, así como imponer medidas adecuadas de reparación integral del daño.

Es un esfuerzo a largo plazo en el que se tienen que tomar medidas, porque si seguimos por la vía en que estamos se seguirán presentando estos casos. , subrayó.