Aunque para los científicos fue un año difícil, hubo grandes satisfacciones, señala Nature
El año que acaba de terminar marcó el comienzo de una nueva era en la astronomía con la detección de un choque de estrellas de neutrones
Iceberg del doble del tamaño de Luxemburgo se liberó de la Antártida
La sonda Cassini concluyó su misión, tras explorar 13 años a Saturno
Martes 2 de enero de 2018, p. 2
La revista británica Nature publicó su recuento de noticias que impactaron y dieron la vuelta al mundo, y aunque reconoció que los científicos tuvieron un 2017 difícil, destacó que hubo grandes satisfacciones como la aprobación de un nuevo tratamiento contra el cáncer y la detección de ondas gravitacionales de una colisión de estrellas de neutrones.
Estas son las noticias que Nature eligió como los hechos científicos que dieron forma al año.
El año que acaba de terminar marcó el comienzo de una nueva era en la astronomía: una en la que los científicos pueden estudiar los fenómenos celestes a través de la radiación que emiten y las ondas que crean en el espacio-tiempo. El 16 de octubre, los investigadores revelaron las primeras observaciones de la colisión de dos estrellas de neutrones. Este hecho confirmó predicciones detalladas de cómo tales enfrentamientos crearon explosiones misteriosas de rayos gamma y también la mayoría de los elementos más pesados del universo, incluidos oro y uranio.
Los físicos detectaron las ondas de la colisión en forma de ondas gravitacionales. Más de 70 equipos de astrónomos observaron las secuelas utilizando telescopios para vigilar todo, desde rayos gamma hasta el espectro de radiofrecuencia.
El Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser de Estados Unidos (LIGO, por sus siglas en inglés) y Virgo, su contraparte en Italia, fueron cruciales para el descubrimiento.
Comunicaciones cuánticas
Las comunicaciones cuánticas también tuvieron avances en 2017. Investigadores chinos anunciaron el 15 de junio que habían disparado pares de fotones desde el satélite Micius a dos estaciones terrestres ubicadas a más de mil 200 kilómetros de distancia. Esto rompió el récord de la distancia sobre la cual las partículas pueden permanecer unidas en un estado enredado
, lo cual podría proporcionar la base para una Internet cuántica aún no realizada.
En un año en que las crisis políticas amenazaron con desgarrar el mundo, se inició una colaboración científica sin precedente en Medio Oriente. Sesame (siglas de Synchrotron-light for Experimental Science and Applications in the Middle Easten/en español: Luz de Sincrotrón para la Ciencia Experimental y las Aplicaciones en Medio Oriente) fue inaugurada el 16 de mayo. Los miembros del proyecto de la primera fuente de rayos X de la región incluyen a Jordania, la Autoridad Palestina, Israel, Chipre, Egipto, Irán, Pakistán y Turquía. La primera línea de luz de Sesame, diseñada para investigar las propiedades de materiales y artefactos arqueológicos, entró en funcionamiento en noviembre; tres más están programados para comenzar a finales de 2018.
Fuera del mar
El 12 de julio, un iceberg del doble de tamaño de Luxemburgo se liberó de la península Antártica. Se llevó aproximadamente 12 por ciento de la superficie de Larsen C, la cuarta plataforma de hielo más grande de esa área. Si se derrumba, podría desatar glaciares que contienen suficiente agua para aumentar los niveles mundiales del mar en un centímetro.
Asimismo, se aprobó por primera vez un avanzado tratamiento contra el cáncer llamado terapia de células CAR-T, que implica la ingeniería genética de las propias células inmunitarias de un paciente para atacar los tumores. Aunque el tratamiento ha planteado problemas de seguridad desalentadores, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos lo aprobó en agosto para su uso en niños y adultos jóvenes con una forma de leucemia aguda.
Enero trajo consigo el primer informe revisado por pares de fetos que contienen células tanto de cerdo como humanas. Los híbridos podrían allanar el camino para producir animales con órganos que puedan trasplantarse a las personas.
La edición de genes para uso clínico en reproducción asistida avanzó en 2017 con seis estudios que cuadruplicaron la cantidad total de artículos sobre el tema. En agosto, un equipo anunció el primer uso del sistema de edición de genes CRISPR-Cas9 para reparar una mutación causante de enfermedad en embriones humanos viables.
Los investigadores demostraron que la técnica era segura y dijeron que no veían evidencia de efectos secundarios como mutaciones no deseadas. Sin embargo, sus resultados generaron inquietudes sobre la interpretación de los datos. Luego, en septiembre, otro grupo informó haber fijado embriones humanos que transportaban el gen para una enfermedad sanguínea recesiva, en la que ambas copias tienen la mutación problemática. El equipo clonó embriones de células de piel humana y luego editó bases únicas en el ADN para corregir los defectos.
En el año que cerró también llegó a su fin una controversia de 15 años sobre edición de genes. En mayo de 2016, investigadores chinos describieron un nuevo método de edición de genes que usaba una enzima llamada NgAgo, y señalaron que la técnica tenía varias ventajas sobre CRISPR-Cas9. Pero poco tiempo después surgieron informes que afirmaban que el trabajo era irreproducible. Los autores del estudio se retractaron de su artículo en agosto.
Los científicos involucrados en la lucha por la patente de CRISPR-Cas9, sin embargo, no encontraron tal cierre. En febrero, los jueces de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos determinaron que el Broad Institute del MIT y Harvard en Cambridge, Massachusetts, podrían conservar sus patentes para el uso de CRISPR-Cas9 con la finalidad de alterar los genomas en algunas células. Pero las partes contrarias, incluido el sistema de la Universidad de California, presentaron rápidamente una apelación que arrastrará la disputa a 2018.
En julio, los investigadores finalmente echaron un vistazo a uno de los mayores trozos de datos genéticos jamás reunidos. El Biobanco del Reino Unido divulgó información del genoma de sus 500 mil participantes, junto con información sobre su salud y características, como la fuerza de agarre manual y el nivel de educación. La información, disponible para científicos aprobados, permitió a un equipo realizar más de 2 mil estudios de asociación de todo el genoma que evalúan la heredabilidad de varios rasgos y enfermedades.
Un año interestelar
La nave espacial Cassini de la Nasa llegó a su fin el 15 de septiembre. Científicos e ingenieros del Jet Propulsion Laboratory en Pasadena, California, vieron cómo una señal de radio entrante se reducía y moría en el monitor de una computadora, mientras la sonda se quemaba en la atmósfera de Saturno.
Después de 13 años explorando el planeta anillado, la nave espacial estaba casi sin combustible, necesario para los ingenieros con la finalidad de gobernarlo. Así que la Nasa decidió estrellar la nave en lugar de arriesgarse a que chocara contra una de las lunas, como Encelado, que podría albergar vida extraterrestre.
Cassini investigó las poderosas tormentas de Saturno y los anillos en constante cambio, descubría los mares de hidrocarburos en la luna Titán y los chorros de agua salada que salían de Encelado.
Poco después de la canción del cisne de Cassini, un visitante inesperado honró al sistema solar. A mediados de octubre, los astrónomos de Hawai detectaron lo que parecía ser un asteroide en rápido movimiento, pero con una órbita diferente a todo lo visto anteriormente. Bautizado como Oumuamua, el cuerpo celeste de 400 metros de largo provino del espacio interestelar, el primer objeto de este tipo jamás registrado. Pero casi tan pronto como llegó, se fue, pasando por el Sol y regresando al espacio profundo.
A principios de año, muchos objetos más distantes enviaron un zumbido a través de la comunidad astronómica. En febrero, los científicos informaron el descubrimiento de siete planetas del tamaño de la Tierra que orbitan una estrella llamada TRAPPIST-1, a sólo 41 años luz del Sol.
El sistema TRAPPIST-1 destaca por su gran cantidad de pequeños planetas, todos en órbitas relativamente templadas. Esto los convierte en algunos de los mundos más intrigantes para examinar a través de los telescopios en los próximos años, y para soñar con las visitas interplanetarias.