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Al sinaloense le han pospuesto la fecha de su regreso y el futuro parece incierto

Parece casi imposible levantar la carrera de Chávez júnior, considera Ignacio Beristáin
 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de enero de 2018, p. a12

La más reciente imagen de Julio César Chávez júnior en el cuadrilátero fue un episodio penoso. El heredero de uno de los máximos boxeadores mexicanos estaba pasmado ante el castigo de Sául Canelo Álvarez. Después de aquella noche en mayo de 2017, el Júnior desapareció de la escena. Un retiro con intermitentes apariciones ba-jo la forma de la polémica en re-des sociales y del que regresó para anunciar que retomaría su inestable carrera para cerrar el año.

Otra vez el entrenador sería el prestigiado Ignacio Beristáin, miembro del Salón de la Fama, quien volvería a empeñar su reputación para rescatar al hijo de un boxeador por el que siente profundo aprecio. Beristáin lo aceptó, pero con ciertas condiciones, entre ellas redoblar disciplina, correr al amanecer y entrenar al mediodía, requisitos básicos para cumplir con el programa con el que ha llevado a decenas de peleadores a campeonatos mundiales. El regreso para diciembre de 2017 se pospuso; se planeó para enero de 2018 y el Júnior, por tanto, dejó de entrenar.

Tal como están las cosas, parece casi imposible levantar la carrera del muchacho, admite Beristáin, quien desde hace tiempo no tiene comunicación con el Júnior, de modo que para el entrenador no existe acuerdo por el momento.

Es muy difícil sostener una conversación seria con él, revela con cierto hartazgo Beristáin; es muy disperso, se desvía a cada rato y así está cabrón.

Beristáin está concentrado en sus prospectos sin dejar de trabajar un solo día en este periodo invernal. Por eso le resulta injustificable que el Júnior suspenda entrenamientos cuando pretende retomar su carrera.

Yo pienso que se fue a Culiacán a pasar el fin de año con su familia, me imagino, dice el entrenador; hay que entender que en este oficio no se puede tomar vacaciones cuando se pretende pelear; es imposible que regrese en este mes, pero es tan irresponsable que capaz hasta regresa en peso completo.

La abulia –así la describe Beristáin– del Júnior proviene de la molicie en la que ha crecido. Entonces el experimentado entrenador recuerda que está acostumbrado a vivir entre lujo, con autos de millones de pesos a la puerta, preocupado por invertir las ganancias en negocios inmobiliarios.

Esa ha sido su vida, resume Beristáin; está bien, pero entonces que defina qué es lo que desea, porque si quiere engordar que se dedique a eso, al fin que tallas hay muchas, pero vida sólo hay una.

Antes de que parezca que ha claudicado, Beristáin aclara que dependerá de que lo busque el Júnior para definir si quiere trabajar con él. A veces –explica– el trabajo de un entrenador también es rescatar a los peleadores.

Tengo reservas, pero ante todo soy un profesional y voy a donde me llamen, advierte; claro, soy un poco escéptico ante los hábitos que ha mostrado recientemente, pero ya sabe qué debe hacer si quiere trabajar conmigo; si está dispuesto, papas, lo hacemos. Por ahora, lo único cierto es que nadie sabe nada.