Nuevo libro de Meghnad Desai critica la teoría económica y a los economistas
Arrogancia desmesurada
de los economistas desconectados de la realidad
n la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, a finales de noviembre 2017, participé junto con Enrique Valencia, destacado socioeconomista de la Universidad de Guadalajara, en la presentación de la edición en español del libro más reciente de Meghnad Desai (MD), Arrogancia desmesurada. Por qué fallaron los economistas al predecir las crisis y como evitar la siguiente, Siglo XXI editores, 2017, 227 pp. (Original en inglés: Hubris. Why economists failed to predict the crisis and how to avoid the next one, Yale University Press, 2015). De dicha presentación retomo algunas ideas hoy. En el recuadro presento datos curriculares de MD. Aunque su contenido es técnico, el libro se lee con facilidad. Habiendo sido profesor de economía durante más de 40 años, MD sabe explicar de manera sencilla asuntos que no parecen serlo. En el prefacio establece que hubo tres posturas ante el inicio de la crisis actual: la de los economistas autollamados nuevos clásicos
, fue que la crisis sería temporal y se autocorregiría; la de los keynesianos; fue que la crisis era seria pero que teníamos los medios para resolverla; la de MD fue que “esta recesión no sólo era la más profunda que hubiésemos visto, sino que, además, los remedios keynesianos usuales no funcionarían, porque la globalización ha cambiado de manera fundamental el contexto. Y añade MD (p.8):
Para encontrar una solución a la crisis teníamos que explorar el inframundo, como lo describió Keynes, donde viven los economistas que han pasado de moda, como Marx, Schumpeter, Kondratieff, Hayek e incluso Wicksell. Ellos ven al capitalismo como un sistema sujeto a olas de ciclos de alza y baja, un sistema de desequilibrio dinámico. La economía moderna percibe los mercados como un sistema de equilibrio estacionario, en el cual las decisiones tomadas son compatibles, así que en esencia la oferta es igual a la demanda
.
MD relata que se opuso a tratar de resolver la crisis con más gasto público y más endeudamiento, postura favorecida por keynesianos como Paul Krugman. Por otro lado, entre los banqueros de Estados Unidos (EU) y de Gran Bretaña (GB) había acuerdo de que la oferta monetaria debería ser incrementada relajando restricciones cuantitativas (quantitative easing). Esto significa, básicamente, comprarle activos financieros basura a los bancos, inyectando así efectivo a la economía. MD señala que la recuperación es frágil en EU y GB e inexistente en la eurozona. Es, añade, un momento oportuno para reflexionar sobre qué fue lo que salió mal:
El problema no fue tanto con la economía sino, mucho más, con la teoría económica y los economistas. Quiero abordar algunos de los cuestionamientos que se han formulado sobre la teoría económica: por qué los economistas fallaron en prevenir la crisis, qué ocurrió, por qué ocurrió cuando ocurrió, y por qué los economistas no quieren admitir que se equivocaron. También quiero ocuparme de… ver si hay una nueva teoría económica que pueda enfrentar de mejor manera catástrofes económicas futuras (p. 9)
MD relata que en sus 50 años de economista vivió los cambios en la teoría económica que describe en Hubris; que criticó el monetarismo y exploró la economía política de Marx, Schumpeter y Hayek. Y le da sentido al título del libro:
“Fui testigo del cambio en la cultura de la economía académica, que abandonó los hábitos empíricos de estudiar la realidad económica y se casó con el razonamiento apriorístico que remplazó la indagación escéptica. La incertidumbre y la duda fueron remplazadas por la certidumbre y la arrogancia desmesurada (hubris). Hice cuanto pude para resistir este cambio. Continué tratando de interpretar el mundo a la luz de los acontecimientos, combinando las herramientas de la investigación empírica con las bases profundas del legado de la teoría económica. Sigue siendo una tarea inacabada. Es este cambio lo que deseo exponer aquí”. (p.10)
La Introducción del libro explica cómo se inició y desenvolvió la crisis, empezando con el estallido de la burbuja inmobiliaria. MD explica que la extensión de préstamos hipotecarios a hogares sin capacidad de pago (hipotecas subprime o de segunda) se basó en una doble apuesta: que las tasas de interés se iban a mantener bajas y que el valor de las viviendas seguiría aumentando. Pero el acelerado crecimiento en la demanda de materias primas de China elevó sus precios y, ante el temor de los gobiernos de las economías desarrolladas de que ello desatara la inflación, la Fed (banco central de EU) subió la tasa de interés; los precios de las viviendas dejaron de aumentar y las hipotecas subprime se volvieron impagables. Estalló la burbuja, se contagió a otros países y la economía (a partir de 2008) se vio afectada, porque los consumidores cambiaron su conducta y los bancos dejaron de prestar. Empezó la recesión. En Europa, explica MD, en marzo de 2010 el gobierno griego ya no pudo cubrir el servicio de su deuda, y ello contagió a otros países. En la inauguración de un nuevo edificio en la London School of Economics, la reina Isabel II preguntó sobre la crisis: ¿Por qué nadie se dio cuenta?
Un grupo de economistas, en respuesta escrita a la reina dijo, entre otras cosas que prevaleció una sicología de la negación
(p.17). MD vuelve al asunto de los economistas:
“La economía como profesión había navegado alto a los ojos del mundo. Se decía que los economistas tenían la respuesta para toda clase de problemas… Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, en sus memorias, trazó el retrato de una figura de Superman dominando la economía a cuyo cargo él había sido nombrado… la mayoría de los ciudadanos estaban convencidos de que los economistas tenían las herramientas para evitar que volvieran a ocurrir hechos como la Gran Depresión de los años 30”. (p.19)
Pero MD no se queda en la generalidad y apunta al por qué el estado de la teoría económica hace que los economistas no entiendan la realidad económica:
Los pocos que entienden la teoría económica, y la mentalidad de los economistas, dijeron que el no haber identificado la crisis podría atribuirse a la moderna macroeconomía de la corriente principal que niega la posibilidad de que tales cosas puedan ocurrir. Los modelos macroeconómicos son altamente matemáticos y están construidos alrededor del supuesto de que los mercados siempre se despejan; es decir, que la oferta es igual a la demanda y que se alcanza un punto de equilibrio. Esto excluye la posibilidad de una recesión
(p.19).
Después de explicar la postura de Keynes sobre la existencia de equilibrios con desempleo, y la recomendación de aumentar el gasto público financiándolo con deuda, MD vuelve a señalar que para los economistas ortodoxos que no predijeron la recesión, la economía siempre está en equilibrio y que la recesión es un signo de que hubo un shock –un evento inesperado– que desplazó la economía a un equilibrio más bajo y que el libre mercado hará que la economía vuelva a su nivel anterior. Otros adoptan la postura de que el endeudamiento y gasto gubernamental no es la respuesta porque el endeudamiento incurrido antes de 2007 es lo que ha conducido a la recesión actual. MD explica que si hay endeudamiento cuando la economía está creciendo, se crea un déficit estructural (el cociente entre PIB y deuda se deteriora), mientras que endeudarse cuando hay recesión puede, quizás (sic) estar justificado. La calificación de los valores emitidos por un gobierno endeudado que lo sigue haciendo, puede bajar y obligarle a pagar tasas de interés más altas. MD dice que mientras la economía parece estar en crisis, los economistas no cambian y siguen siendo tan engreídos como siempre.