La Arquidiócesis de México criticó el dispendio de recursos económicos que se realiza en las precampañas y campañas electorales; los mensajes vacíos que éstas promueven, y que al no haber competencia real entre aspirantes dentro de los propios partidos políticos, porque todo indica que ya están definidos los abanderados, tampoco existe diferencia alguna entre precampaña y campaña.

En el editorial del semanario Desde la fe, titulado Precampañas y más campañas, indicó que el remedio de la reforma electoral fue más caro que la enfermedad que afectaba a la democracia, y añadió que para “obtener la Presidencia de la República el impacto se mide en millones de pesos y de espots en radio y televisión.

“Para la Presidencia de la República el tope máximo de gastos de precampaña será de 67 millones 222 mil 417 pesos; en el caso de la campañas será de 429 millones 633 mil 325.

Para conseguir una curul en la Cámara de Diputados el tope máximo de gastos de precampaña será de 252 mil 8 pesos, y para la etapa de campaña de un millón 532 mil 111 pesos hipotéticamente.

Expuso que los mensajes de las precampañas carecen de propuestas viables, son vacíos, sentimentalistas, con cantaletas fofas y huecas.

Aseguró que las precampañas son una curiosa ficción legal en la que todos los ciudadanos nos vemos bombardeados por el uso de medios de comunicación masiva, pero que resulta que son exclusivamente dirigidos a la militancia de los partidos, a fin de elegir entre una supuesta variedad de precandidatos que, al final, no son conocidos por su plataforma o propuestas, sino por relumbrones y dotes particulares, sueños y visiones, pretendidas virtudes personales o pedigrí político por linajes dinásticos y familiares.

Tras señalar que uno de los beneficios de las precampañas era la austeridad, lo cual dijo no se ha cumplido, comentó que aunque los precandidatos y candidatos están obligados a la rendición de cuentas a través de los informes de fiscalización que deberán reportar a la autoridad electoral, este mecanismo se topa estruendosamente con el muro de la realidad que aprovecha los vacíos legales.

Aseveró que se está en la simulación, porque abiertamente estamos en un periodo de campaña electoral con toda desfachatez, usando recursos que no deberían usarse para tales objetivos.