La salida de Javier Lozano significa que “la pus sigue saliendo del blanquiazul”, comentó el senador Ernesto Ruffo. Dijo que confía en que concluya la división que Lozano y el grupo de calderonistas provocaron en la bancada.

La fracción panista en el Senado queda con 36 integrantes, dos menos que con los que inició la legislatura, luego de las salidas de Lozano y antes la de Luisa María Calderón.

En tanto, el coordinador de los senadores del Partido del Trabajo, Manuel Bartlett, ironizó que el ex panista es un activo muy importante, porque va de vocero de Meade y con ello le va a crear todos los enemigos posibles con su sola presencia.

Bartlett refirió: imaginen a Lozano de saltimbanqui de Meade. Se lo echaron los malosos. Es un agente secreto infiltrado de los enemigos de Meade. Lozano es una especie de caballo de Troya. Es un buen golpe al precandidato priísta. Lozano llega a echarle enemigos, porque es el más impopular de todos los impopulares del Senado y de Puebla.

Ruffo destacó, por su parte: me siento aliviado con la salida de Lozano porque continua saliendo la pus del partido.

El ex gobernador de Baja California abundo: con la llegada de Lozano a la precampaña de Meade, creo que han cometido un error. Le va a causar mala imagen y desconfianza a su propia campaña por andar agregando a personajes de esa calamidad.

El panista manifestó: en el partido y la bancada ya está localizado el mal, el diagnóstico es claro y la ciudadanía lo está viendo. A este mal le debemos llamar síndrome del PRIAN, y es una enfermedad en el alma de algunas personas que no reconocen la lealtad a las instituciones. Hay senadores que se dicen rebeldes, yo los llamo traidores.