Amor y ayuda mutua, entre las enseñanzas del sismo: voluntarias
Martes 16 de enero de 2018, p. 27
Juchitán, Oax.
Después de cuatro meses, las 45 cocinas comunitarias organizadas por el artista plástico Francisco Toledo, que alimentaron a los damnificados del terremoto del pasado 7 de septiembre, el cual devastó esta zona del Istmo de Tehuantepec, concluirán mañana su labor.
La nostalgia invadió a los 46 voluntarios, mujeres, jóvenes, adultos y niños, que día y noche abastecieron de productos y verduras a las cocinas mediante el tequio, es decir, sin sueldo.
La solidaridad y la cultura gastronómica local se hicieron presentes durante más de 120 días a cada una de las cocinas comunitarias, cada una de las cuales alimentó durante la etapa de emergencia a cerca de 100 personas diariamente.
Los voluntarios repartieron más de 400 toneladas de abarrotes y verduras; los dos primeros meses tres veces por semana, y después sólo martes y jueves, así como 4 mil piezas de pan y 400 kilogramos de tortillas.
El maestro Toledo jamás se imaginó que llegaríamos a tener más de 100 cocinas comunitarias (las otras 70 imitaron la organización de las primeras 45), y se logró el objetivo de abastecerlas con alimentos sanos
, expusieron los voluntarios.
En la séptima sección de Juchitán, en la avenida Insurgentes, una de las zonas más dañadas por el sismo, ocho mujeres guisaron sin parar. A las seis de la mañana empezaban a preparar el desayuno, después la comida, luego la merienda y entrada la noche tomaban un descanso.
El terremoto nos dejó muchos aprendizajes, como el amor y la ayuda mutua. No pudo haber mejor enseñanza que esa
, aseguran las cocineras, que rebanan jitomate y cebolla mientras otras limpian camarón para guisar un platillo zapoteco típico: arroz con camarón.
En estos cuatro meses, Teresa, María, Rosalinda, María Delia, Yesenia, Iveth, Asunción y Florentina cocinaron infinidad de platillosdesde mole negro hasta garnachas y enchiladas, pasando por el pescado capeado, y compartieron con decenas de vecinos sin cobrar un centavo por su trabajo.
El tequio floreció
, afirma Teresa López Sánchez y expresa su reconocimiento a la ayuda de Chico Toledo, como llama al pintor oaxaqueño que con donativos nacionales y extranjeros apoyó a sus paisanos zapotecos.