Al concluir su gestión como presidenta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), Jacqueline Peschard reconoció que pese a los avances en la integración de este esquema no le hemos hecho ni un rasguño a esa corrupción que parece impregnarlo todo, y que aparece en lugares donde no se esperaba. Consideró imperioso reforzar la lucha contra un fenómeno que ha erosionado la confianza social y la credibilidad en las instituciones.

Peschard advirtió que no podemos ocultar que la corrupción está en todos lados. No únicamente detrás de los contratos entre el gobierno y la iniciativa privada, o en el desvío de los recursos públicos para intereses distintos, sean políticos o privados. No, la corrupción se anida también en el sistema de pagos que realizan los trabajadores informales para poder trabajar, en la penetración del crimen organizado en las policías, en los favores dispensados a fiscales y jueces. La corrupción es una hidra de múltiples cabezas.

Durante la última sesión del Comité Coordinador del SNA que presidió, consideró que combatir la corrupción ha sido una labor ingrata, porque la corrupción es un problema que nos rebasa y abruma. Ante los integrantes del Comité Coordinador, consideró que vencerla no es en el corto ni siquiera en el mediano plazos. La lucha es colosal y los resultados son pocos.

También habló de la importancia que tiene su combate particularmente en un año complejo por ser electoral, en donde el Instituto Nacional Electoral ha advertido que la corrupción también encuentra resquicios en este ámbito, pues también existe la “nefasta práctica de las empresas fantasmas, y que hay también un modus operandi para el desvío de recursos públicos en beneficio de intereses políticos. Por eso nuestro deber es acompañar al Instituto Nacional Electoral en el blindaje de los comicios”.

Tras reconocer que en el plano de la percepción social de la corrupción, México ocupa uno de los más elevados niveles, consideró que en este primer periodo de existencia del comité del SNA, lo fundamental es reconocer que se ha iniciado la construcción de un andamiaje de Estado para combatirla. Se ha logrado una mayor participación social y sin temor a equivocarme hemos logrado que la sociedad esté al tanto del tamaño de la corrupción, pero el hecho de que se hable mucho de corrupción no debe conducirnos a la desilusión o al desánimo.

Entre los desafíos inmediatos que el SNA tiene enfrente enumeró la necesidad de fortalecer al secretariado ejecutivo, contar con un fiscal especial anticorrupción y la designación de los 18 magistrados de las salas especializadas que habrán de abordar casos graves de presuntas irregularidades en la administración pública federal.

Más allá de los calendarios y las funciones específicas de las distintas instancias que conforman el SNA, hay una disparidad de agendas, una dispersión de reglamentaciones, normas, metas, estrategias, planes y objetivos, lo cual vuelve difícil la necesaria sinergia y la conjugación de esfuerzos para combatir eficazmente la corrupción.

Peschard dejará el cargo en los primeros días de febrero, cuando ya esté designado el nuevo integrante del comité, el cual será presidido ahora por Marie Claire Acosta.