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El grupo, agente de cambio social y cultural, sólo grabó un disco

A 40 años del fin de los Sex Pistols, su legado está vigente
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El bajista Sid Vicious y el cantante Johnny Rotten durante un concierto de los Sex Pistols, en una foto tomada de la página web de John Lydon
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de enero de 2018, p. 8

Londres.

¿Alguna vez tuvieron la sensación de haber sido engañados?, se preguntó en voz alta un cansado y desilusionado Johnny Rotten al concluir la última noche de la única gira de los Pistols por Estados Unidos, en el Winterland Ballroom, de San Francisco, el 14 de enero de 1978. La gira había sido frenética y caótica, a tono con la tumultuosa carrera de la banda. Rotten anunció que el grupo se había desintegrado, aunque el guitarrista Steve Jones, el baterista Paul Cook y el novicio bajista Sid Vicious continuaron cojeando sin él bajo la égida del mánager Malcolm McLaren, creador del concepto de la banda. Pero no eran los Sex Pistols.

¿Cómo podrían serlo sin uno de los líderes más grandes del rocanrol? Con Rotten, los Sex Pistols estuvieron juntos apenas dos años y medio y suscitaron más controversia, adulación, miedo y repulsión que cualquier otra banda en la historia. Había sido un enorme derrame de adrenalina, pero John Lydon, como Johnny Rotten, se había cansado del circo que rodeaba a la banda, de las luchas internas y el constante estira y afloja con el mánager McLaren.

El contexto

Es difícil creer que cuando los Sex Pistols dieron su primer concierto, en noviembre de 1975 en la Escuela de Arte St Martin, de Londres, Harold Wilson era primer ministro y la guerra de Vietnam había terminado seis meses antes. En la escena musical, la disco estaba en su infancia y dominaban el hard rock y el progresivo. Pero un cambio sísmico se estaba forjando, el cual alteraría para siempre la industria musical, y los Pistols –con Rotten como vocero– pronto se volvieron líderes de la generación vacía, jóvenes que se sentían ignorados o marginados. Sólo se necesitaba una banda sonora que disparara todo y el punk la aportó. Los Sex Pistols no inventaron el rock punk, pero su actitud iconoclasta y sin compromisos y sus himnos nihilistas los pusieron a la vanguardia de una nueva forma musical que desafió convenciones y los ubicó como agentes del cambio social y cultural.

Constantemente al margen de la ruptura, el grupo sólo grabó un álbum oficial y es en ese disco, Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols, en el que descansa su fama. Analicemos pista por pista en orden de preferencia de quien escribe.

10. Did You No Wrong. El lado B de God Save The Queen brilla con algunos riffs espectaculares de Steve Jones y el canto típicamente venenoso de Rotten. Lo más cercano a una canción de amor que llegó a hacer la banda.

9. Submission. El bajista original Glen Matlock y Rotten la escribieron a petición del mánager McLaren. Se supone que está basada en una misión submarina, pero, con tantas metáforas sexuales, yo creo que se refiere al sexo y no a lo que McLaren pensaba.

8. No Feelings. John Lydon en plena arrogancia y Rotten como un violento narcisista, apoyados por los estridentes riffs de Steve Jones, forman la perfecta canción punk: rápida, ruidosa, peligrosa y llena de alienación adolescente.

7. Problems. Rotten lanza veneno sobre un populacho que mira la televisión en estado de coma, cautivo de sus monótonas chambas. No me hallarán trabajando de nueve a cinco, es demasiado divertido estar vivo, proclama.

6. EMI. La perfecta despedida mostrando el dedo medio al sello disquero de los Pistols, que los cortó por su escandalosa conducta, y la canción idónea para terminar Never Mind the Bollocks. EMI está al lado de Mercury Poisoning, de Graham Parker, como la diatriba más regocijante contra una compañía disquera.

5. Holidays in the Sun. El último de los cuatro sencillos clásicos del grupo, que casi puso a una nación de rodillas, con la definitiva interpretación vocal desaforada de Rotten, se inspiró en un viaje del grupo para ver el Muro de Berlín y sin duda tomó algo de In the city, de Jam. La pista captura a la perfección la declaración que se propuso el álbum, con el efecto de botas marchando al principio y la indigesta verdad de la primera línea: Una fiesta barata sobre la miseria de otro pueblo.

4. Pretty Vacant. El título se refiere a la llamada generación vacía, para la cual las calles malignas de Gran Bretaña en la década de 1970 no tenían nada que ofrecer, pero las sensibilidades pop de Glen Matlock afloraron con un riff inspirado en SOS, de ABBA. Con el estribillo “We’re pretty, pretty vacant”, la rola invita a seguir la tonada y de hecho los Pistols lograron aparecer en el número seis de la lista Top of the Pops, además de ganar el premio al sencillo del año de NME.

3. Bodies. En palabras de Lydon, no está en favor ni en contra del aborto; sólo desafía al escucha a pensar en las consecuencias de su conducta sexual.

2. Anarchy in the UK. Los Pistols dispararon su primer cañonazo al establishment con su sencillo de debut, lanzado en noviembre de 1976, el cual vendió 55 mil copias en escasas cuatro semanas y llegó al lugar 38 en las listas. Sin embargo, ante el creciente descontento de los ejecutivos por las travesuras de la banda, EMI retiró el sencillo y poco después despidió a la banda. De ahí se pasaron a A&M, donde por su escandalosa conducta fueron echados a los seis días. Volviendo a Anarchy in the UK, está cerca de ser el mayor logro de los Pistols, con los mazazos de Jones en la guitarra, la maravillosamente propulsora sección rítmica de Matlock y Cook, y la icónica declaración de intención, una advertencia de los escándalos por venir cuando Rotten exclama jubiloso: “Ahora…”, seguido por una carcajada demoniaca al lanzarse en el famoso dístico que no rima: Soy un anticristo, soy un anarquista.

Contra la monarquía

1. God Save the Queen. Afirmar ser un anticristo es una cosa, pero humillar a la más venerada institución británica –la monarquía y la reina misma– era algo muy distinto. Se dice que la oportunidad lo es todo y, habiendo propuesto la anarquía en las calles británicas, tenía perfecto sentido para los Pistols publicar su disco más provocador e incendiario en la cúspide de la celebración de las bodas de plata de la reina. Si no lo eran desde antes, los Sex Pistols se convirtieron en el enemigo público número uno, y Rotten se volvió la bestia negra para todos. Los guardianes de la moral británica estaban furiosos y la BBC prohibió de inmediato la rola, lo cual aseguró su éxito. Envuelta en su funda icónica con la imagen de Isabel II, God Save the Queen se trepó a los primeros lugares de ventas y se dice que si no llegó al número uno fue por manipulación de los jefes de la industria disquera. Con canciones como estas, los Sex Pistols se volvieron parte de la historia musical y cultural.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya