Caracas.

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de Venezuela, de mayoría oficialista, aprobó este martes de manera unánime adelantar las elecciones presidenciales para antes del 30 de abril, en las que Nicolás Maduro buscará relegirse.

El oficialismo realizó una manifestación en el centro de la capital para conmemorar los 60 años de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, quien gobernó el país petrolero de 1953 a 1958, mientras la oposición realizó otro acto por separado.

Al grito de ¡el pueblo unido, jamás será vencido!, la Constituyente sorprendió a la coalición opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), y a la comunidad internacional, al convocar anticipadamente a las elecciones presidenciales, decisión que fue observada por algunos analistas como represalia a las sanciones de la Unión Europea (UE) contra funcionarios y allegados al gobierno chavista.

La convocatoria deberá ser ratificada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que fijará la fecha precisa para la contienda; el anuncio de la Constituyente también dejó a la MUD con muy poco tiempo para definir una estrategia ante los comicios.

Maduro afirmó que si el Partido Socialista Unido de Venezuela y sus aliados aprueban su postulación, estará a la orden para la candidatura presidencial. De ganar, el sucesor de Hugo Chávez mantendría el poder hasta 2025.

El oficialismo definirá al aspirante de las fuerzas revolucionarias el 4 de febrero, durante el Gran Congreso de la Patria.

¡Vamos a dar una gran batalla para tener una gran victoria. No va a decidir Donald Trump, sino el pueblo soberano de Venezuela!, exclamó el mandatario ante sus seguidores congregados en la plaza O’Leary, para conmemorar el derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez.

La decisión de la ANC generó una reacción internacional casi inmediata. Desde Santiago, el Grupo de Lima –integrado por 14 países americanos– rechazó la decisión al considerar que no se permitiría el desarrollo de comicios transparentes.

Exigimos que las elecciones presidenciales sean convocadas con adecuada anticipación, con todas las garantías que correspondan, incluida la participación de observadores internacionales independientes, señala la declaración de 10 puntos emitida por el grupo crítico hacia el gobierno chavista.

Más aún, México anunció, por medio del canciller Luis Videgaray, su retiro del proceso de diálogo entre el gobierno chavista y la MUD. México participaba como facilitador de las negociaciones junto con Chile, Bolivia, Nicaragua, República Dominicana y el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero.

El Grupo de Lima también condenó los actos de violencia en Venezuela y llamó a Maduro a adoptar medidas para garantizar el estado de derecho, las garantías fundamentales de la población y recuperar la paz social.

Asimismo, exigió una investigación imparcial sobre presuntas ejecuciones extrajudiciales y reiteró su respaldo al Congreso (Asamblea Nacional), de mayoría opositora. Por último, reiteró la necesidad de liberar a los todos presos políticos como requisito indispensable para la pacificación de Venezuela y criticaron que Maduro continúe renuente a aceptar ayuda humanitaria para encarar la crisis económica.