hong Zhong y Hua Hua son los dos pequeños monos nacidos en China, creados mediante la transferencia nuclear (clonación), técnica que ya se venía ensayando con relativo éxito en varias especies, desde que en 1996 Ian Wilmut y sus colaboradores lograran el nacimiento de la oveja Dolly. La noticia dada a conocer el miércoles es de particular importancia, pues es la primera vez que se tiene éxito en la clonación y nacimiento de primates no humanos. Aunque, como era de esperarse, se han generado múltiples reacciones, no todas favorables a este avance.
Como especies más cercanas a los humanos, los monos constituyen modelos animales ideales para estudiar funciones fisiológicas únicas (en primates) y para ensayar tratamientos para enfrentar enfermedades humanas. Los modelos animales con uniformidad genética son deseables en estos estudios, sostienen los investigadores del Laboratorio Estatal Key de Neurobiología de la Academia de Ciencias China, liderados por Quiang Sun. Pero también hay quienes piensan que se trata de un experimento monstruoso
y que es sólo el anticipo de la clonación en masa de seres humanos.
Se trata de una discusión antigua. Desde el punto de vista científico, la clonación en la especie humana con fines reproductivos (para crear individuos que son copias genéticamente idénticas de una persona) ha sido completamente rechazada, no así la clonación humana con fines terapéuticos a escala de células o tejidos, que se realiza desde hace más de dos décadas en varias naciones del mundo. La experimentación con esta técnica en animales no tiene hasta ahora objeciones de tipo ético, por lo que se han logrado clonar exitosamente además de ovejas, 23 especies de mamíferos, entre ellas vacas, caballos, ratones, gatos y perros. Pero, como señalan los autores del estudio que se comenta, a pesar de los esfuerzos para clonar monos de distintos laboratorios en el mundo, la clonación de primates no humanos por transferencia nuclear hasta el momento no ha logrado generar descendientes vivos.
De este modo, el nacimiento de Zhong Zhong y Hua Hua, los dos pequeños de la especie Macaca fascicularis, es muy relevante, pues representa un adelanto importante en la transferencia nuclear. Las claves del éxito del grupo chino se encuentran en varias mejoras realizadas a la técnica, como las células empleadas en los experimentos, que en este caso fueron fibroblastos, un tipo de células que dan soporte a distintos tejidos y participan en diversas funciones; por ejemplo, los fibroblastos de la piel brindan soporte a las células de la epidermis y participan en los procesos de cicatrización. Pero además, en el estudio publicado el pasado 24 de enero en la revista Cell, cuyo primer firmante es Zhen Liu, hay una novedad: el empleo de fibroblastos de origen fetal.
La transferencia nuclear consiste, como su nombre indica, en la obtención del núcleo de una célula (en este caso los fibroblastos fetales) para insertarlo en un óvulo previamente desprovisto de su núcleo. Al estimular por medios químicos o eléctricos a la célula receptora, se inicia la división celular y se forma un embrión, el cual es transferido posteriormente en el útero de una hembra. Sin embargo, los esfuerzos anteriores no tuvieron éxito. De acuerdo con los autores, las fallas en trabajos previos pudieron tener como causa la reprogramación inadecuada del núcleo para apoyar el desarrollo de los embriones trasplantados.
La reprogramación a la que se refieren, es la llamada reprogramación epigenética, proceso por el cual se borran las marcas químicas que regulan la actividad de los genes en el ácido desoxirribonucleico (sin alterar su secuencia), con la finalidad de impedir la posible acumulación y transmisión de errores. Es una especie de reseteado
, como cuando se borra el contenido de un disco duro antes de añadir nuevos datos. Pues bien, los científicos chinos mediante la combinación de varios elementos genéticos y químicos no ensayados hasta ese momento, lograron la reprogramación adecuada del núcleo, lo que permitió elevar la tasa de embarazos y el nacimiento de macacos vivos.
Los autores insisten en varias partes de su artículo en que la finalidad de su trabajo consiste en contar con modelos animales que permitan enfrentar enfermedades en el humano. En este sentido, proponen que en el futuro la modificación genética del núcleo de los fibroblastos con la técnica de edición genética (CRISP/Cas9), permitiría contar con modelos para el estudio de muy diversos padecimientos de causa genética.
Es importante señalar que muchas de las objeciones que han venido surgiendo en los medios científicos a este estudio, se deben, en mi opinión, a que se trata de avances de la investigación china, como si las alarmas éticas no se tuvieran que encender, y fuerte, en Occidente.