n días pasados, el Presidente de la República mostró su enojo ante las avasalladoras críticas emitidas en las redes sociales, que pretenden ignorar los logros de su gobierno, los cuales cuentan mucho para el desarrollo de la nación, desafortunadamente no sólo para él, sino para la nación entera, la mayor parte de esos logros son negativos, porque él mismo así lo decidió; tal es el caso de la educación nacional, sobre el cual aseguró al inicio de su mandato, que llevaría a cabo una reforma de gran calado para elevar la calidad
de la educación a niveles inéditos.
De los logros indudables de esa reforma hablan los resultados publicados, no por las redes sociales, sino por la propia Secretaría de Educación Pública y por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, al término del ciclo escolar 2016-2017. De ellos he tomado el caso de las matemáticas para los estudiantes del tercer grado de educación media superior, considerando que éstas han constituido el mayor problema para los estudiantes mexicanos, y que en este último grado de la educación obligatoria se define a final de cuentas los conocimientos y destrezas adquiridas a lo largo de toda su educación obligatoria
. La gráfica habla por sí sola:
El tono más negro indica el porcentaje de estudiantes con conocimientos y habilidades matemáticas prácticamente nulos, el siguiente se refiere a los que tienen algunos conocimientos y competencias, pero no suficientes para ser aprobados, los dos tonos superiores corresponden a los aprobados, siendo el más claro el de los estudiantes de excelencia.
De la gráfica se sigue que mientras en el gobierno anterior y en los primeros dos años de su gobierno el porcentaje de los reprobados se había reducido de 82 a 60 por ciento, a partir de 2015 los reprobados volvieron a aumentar hasta 90 por ciento. Al convertir esta gráfica a puntajes entre cero y mil y agregar los resultados de la comprensión del lenguaje, podemos observar la magnitud del desastre.
En el caso de matemáticas, el puntaje medio nacional de los estudiantes al terminar el bachillerato en 2017 era menor al de 2009 y al de todos los puntajes alcanzados a lo largo de la década, mostrando así que el trabajo de maestros y autoridades educativas anteriores fue tirado a la basura, al igual que el de los académicos de lectura, lenguaje y literatura.
A partir de la puesta en operación de su supuesta reforma educativa, los resultados de las evaluaciones se desplomaron, nulificándose los esfuerzos de los maestros y de algunos gobiernos estatales por elevar los niveles de desempeño, en años anteriores. ¿De cuántos años estamos hablando, tan sólo para recuperar al país de este retroceso en la educación? ¿Cuál fue además el costo de la supuesta reforma para evaluar a los maestros? ¿Cuánto sumó el costo que tuvieron que pagar los profesores para transportarse a los puntos donde debían ser evaluados?
¿De qué otros logros habla el Presidente? ¿De los referentes a la inseguridad y la violencia, cuando él mismo no se atreve a visitar algunas regiones del país? ¿O será de los precios del gas, la electricidad y las gasolinas?
Un año antes de que este personaje llegara a la Presidencia, se sabía ya de sus limitaciones intelectuales, esperándose que al menos sus secretarios cubriesen tales deficiencias, y en el caso de la educación, que éstos tuviesen alguna experiencia y capacidad para dirigir esta delicada tarea. Los resultados nos indican que también en esto él se equivocó, exactamente igual a como ahora lo ha hecho al designar a uno de ellos como coordinador de la campaña del candidato presidencial de su partido. Así, al llegar al término de su gobierno, el Presidente se engaña esperando que el pueblo de México y sus redes sociales aplaudan los logros de su administración.
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