El PIB de 2017, el más bajo en las pasadas tres décadas
Martes 13 de febrero de 2018, p. 22
Las reformas estructurales no lograron que la economía nacional creciera a más de 5 por ciento en 2017 y tampoco ocurrirá en 2018, como proyectó el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Por el contrario, el producto interno bruto (PIB) alcanzado el año pasado será el más bajo que el promedio que se ha tenido en las tres décadas previas
, pese a que México se ubica como la economía número 15 del mundo, sostuvo el Centro de Estudios de la Industria (CEI), de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).
Para alcanzar resultados diferentes se necesitarán acciones distintas a las ejecutadas en años recientes
, porque el estancamiento estabilizador no cedió su lugar al progreso ofertado
. Además, la reforma energética no se ha convertido en la propulsora de una mayor producción de petróleo y gas más baratos, sino la importación de éstos presionará la economía este año, advirtió el CEI.
Señaló que el mismo Banco de México admite que continuarán las presiones para el tipo de cambio y la inflación, porque no verá una inflación de 3 por ciento sino hasta 2019, lo cual ocurrirá en un entorno de menor crecimiento
. A ello se agrega, sostuvo el centro, la incertidumbre por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ya sea porque Estados Unidos le ponga fin o termine por imponer sus condiciones y la negativa de las autoridades a hacer cambios fiscales pese a la reforma aprobada en el país vecino.
Recordó que en los albores del sexenio actual se proyectó que con las reformas estructurales México crecería más de 5 por ciento en 2017 y 2018, porque con los cambios macroeconómicos aumentaría la capacidad productiva de empresas y trabajadores.
Los cambios se realizaron, pero el crecimiento no llegó. El objetivo inflacionario no fue alcanzado y a ello contribuyó tanto el desequilibrio generado por la liberalización del precio de las gasolinas como la depreciación del peso frente al dólar
, señaló.
El CEI enfatizó que la pérdida de valor de la moneda nacional es una mala noticia para un país que tiene un déficit estructural en cuenta corriente que no es financiado con bases productivas, el cual ascendería a casi 50 millones de dólares anuales de no haber remesas.