Hace tiempo que dos mexica- nos no incendian los ánimos de los aficionados en Estados Unidos como hicieron en su momento peleadores memorables hoy en el retiro. Abner Mares, naci-do en Guadalajara, pero criado y radicado en Los Ángeles, aspira a revivir esos momentos históricos cuando enfrente por segunda ocasión a Leo Santa Cruz, originario de Michoacán, pero residente en aquel país.

La fecha ya está confirmada, será el 9 de junio en Los Ángeles, tres años después de que pelearon con la derrota para Mares, quien esta vez se siente más seguro y cambiado para disputarle el supercampeonato en peso pluma de la AMB a Santa Cruz, combate que se espera sea uno de los más atractivos en 2018.

Tardó casi tres años en conectarse esta pelea desde que nos enfrentamos en 2015, cuenta Mares; hubo lesiones, desacuerdos en negociaciones e imprevis- tos que la retrasaron, pero la gente aquí en Estados Unidos y también en México la esperaban.

Mares recuerda lo que provocaron en la afición estadunidense la serie de combates entre Marco Antonio Barrera y Érik Terrible Morales, infaltables en cualquier antología de lo mejor del boxeo. Pelear otra vez con Santa Cruz le entusiasma ante la idea de revivir aquellas batallas e instalarse en el imaginario de esta época.

Se fueron Márquez, recientemente, antes lo hicieron Morales y Barrera, desde hace tiempo no hay una combinación que emocione en Estados Unidos con mexicanos como aquellos, nosotros queremos hacerlo, dice Mares; la gente quiere ver esta pelea, porque en 2015 no dimos respiro, aunque estoy satisfecho de la exhibición, me quedó la frustración de que pude dar más y ahora estoy seguro que puedo hacerlo.

Mares hoy se percibe distinto. Entre todo lo que ha cambiado desde aquella pelea de 2015 lo que más lo tranquiliza es la madurez alcanzada y el refinamiento en su estilo. Sabe que un pe-leador complejo y completo como Santa Cruz exige rivales en niveles de élite.

Hay que boxear, sobre todo, pero hay que saber también cambiar a un estilo más aguerrido, fajarse si Santa cruz se complica y cierra la distancia, planea Mares.

El entorno social en Estados Unidos también es otro, desde la llegada de Donald Trump a la presidencia se perciben los cambios para los latinos que radican allá, reflexiona Mares, y por eso le enorgullese aún más encabezar esta función junto a Santa Cruz.

Con la llegada Trump hay un ambiente distinto hacia los latinos, muchos viven con miedo e incomodidad, cuenta Mares; no sólo por el riesgo de deportaciones, sino también porque muchos estadunidenses hoy se sienten con autoridad para discriminar a quienes no hemos nacido ahí.