Los sensores se congelaron: análisis de una de las cajas negras
Miércoles 14 de febrero de 2018, p. 26
Moscú.
Todo apunta a que las prisas por llegar antes a casa –lo que hizo a la tripulación pasar por alto una rutinaria medida que debe aplicarse por el mal tiempo, común en esta época del año– acabaron en la tragedia que el domingo anterior costó la vida de las 71 personas que se encontraban en el avión Antonov que se estrelló minutos después de despegar del aeropuerto Domodiedovo de Moscú.
Esta conclusión, a menos que el registrador de audio, aún por revisar, confirme que los pilotos cumplieron todos los pasos indispensables previos al despegue, se desprende del informe preliminar de la comisión especial del Comité Intergubernamental de Aviación Civil (MAK, por sus siglas en ruso), dado a conocer este martes.
El accidente pudo ser ocasionado al obtener los pilotos datos incorrectos sobre la velocidad del avión, lo que aparentemente pudo estar vinculado a la formación de hielo en los sensores, cuyo sistema de calefacción se encontraba apagado
, concluyó el MAK tras el primer análisis de una de las cajas negras de la aeronave de las Líneas Aéreas de Saratov (LAS).
En los anteriores 15 vuelos, registrados por la caja negra, el sistema de calefacción de los tres sensores PPD (siglas en ruso para receptores de presión completa) estaba encendido antes de iniciar el despegue, como establece cualquier manual, agrega el Comité.
Antes de chocar contra el suelo, el indicador de la pantalla del piloto comenzó a mostrar un brusco aumento de la velocidad, que en el momento del impacto era de cerca de 800 kilómetros por hora, mientras la del copiloto mostraba cero
, no se explica el MAK y cree que ello se debió al congelamiento de los sensores.
La compañía privada rusa de nivel regional LAS –que en 2015 perdió su licencia para realizar vuelos internacionales por incumplir los requisitos y cuyo permiso para vuelos nacionales estaba en proceso de estudio desde julio anterior– no consideró necesario retrasar la salida del fatídico vuelo a la ciudad de Orsk, a pesar de la tremenda tormenta de nieve que estaba cayendo.
Otras líneas aéreas que operan desde Domodiedovo sí suspendieron ese día decenas de vuelos e incluso cancelaron muchos por elemental prevención. Además, varias fuentes coinciden en que el capitán del AN-148 siniestrado, Valeri Gubanov, no quiso perder tiempo por el relativamente prolongado tratamiento de las alas del avión con anticongelantes.
Dicho con otras palabras –y a reserva de un análisis más detallado de los registradores de vuelo del Antonov–, entre los expertos que investigan lo sucedido comienza a prevalecer la opinión de que un error humano, inexplicable para pilotos tan experimentados, provocó que un vuelo que debía durar poco menos de dos horas terminara minutos después de haber empezado.