Héctor Ramírez Bolaños es uno de los tesoros ocultos de la caricatura mexicana, un artista que nunca debimos haber olvidado y que ahora es recuperado en el libro RAM ha vuelto; Rius rescata del olvido al gran monero oaxaqueño, considera Rafael Barajas, El Fisgón, en torno al homenaje editorial para los dos creadores.

Con ese trabajo publicado por Almadía, Eduardo del Río, Rius (Zamora, 1934-Tepoztlán, 2017), “como el Cid Campeador sigue sacando libros después de fallecido, lo cual es fantástico. Además, es muy bonito porque es un homenaje que hace a un amigo suyo muy talentoso y que ha sido olvidado”, explica El Fisgón a La Jornada.

“RAM es un artista sensacional, que entendió las vanguardias desde muy temprano, como el Germán Cueto de la caricatura mexicana, es decir, tiene esa calidad gráfica; nunca debimos olvidarlo porque fue muy importante para la caricatura mexicana.”

El Fisgón destaca el trabajo de Alejandro Magallanes y de Citlali del Río para este libro. “Ella rescribió los textos en homenaje a cómo hacía los libros su padre. Es un respeto y un cariño impresionantes. Me conmueve esta edición. A Rius le emocionaba mucho trabajar con Citlali y ella es gran diseñadora”.

Influencia europea

En torno al trabajo de Héctor Ramírez, El Fisgón, autor del epílogo del libro, menciona: RAM conocía las vanguardias europeas, las hizo suyas y sacó sus propias conclusiones. En algunos trabajos suyos hay una clara influencia de los grandes artistas europeos de principios del siglo XX. De Matisse, de los cubistas, concretamente de Henri Laurens y Jean Metzinger. Los incorpora a un lenguaje caricaturesco eficaz. Es muy fresco.

Especialista en la historia de la caricatura nacional, El Fisgón refiere que muchos autores de este género del dibujo de principios del siglo XX en México “retoman las corrientes artísticas vanguardistas y las reinterpretan en un lenguaje común y las popularizan. Lo que en una galería podía ser escandaloso para los burgueses, cuando lo pasan como dibujo de humor se vuelve muy divertido. Así, contribuyeron a fundar la caricatura moderna.

“En esta tesitura –continúa– se ubican Miguel Covarrubias, quien creó el estilo de The New Yorker, la caricatura estadunidense moderna; Marius de Zayas, precursor con trabajos muy abstractos”, o el salvadoreño formado en el país Toño Salazar, quien triunfó en Europa y es muy reconocido por sus retratos de Joyce y Picasso, dibujos fantásticos y son caricaturas con humor pero con un estilo totalmente vanguardista.

En México despuntó Ernesto García Cabral, con una estética vanguardista que impulsó en la revista Fantoche; Alfredo Zalce y RAM desde Don Timorato. Toda esta vertiente vanguardista, limpia, pura, con gran simplificación de trazos y gran calidad estética. Éste fue uno de los últimos que hicieron estos trabajos. Sus retratos son increíbles”.

El Fisgón menciona que la ignorancia del valor de RAM nace de que murió muy joven a consecuencia del alcoholismo; además, trabajaba en revistas de caricaturas, materiales que nunca fueron coleccionados. “Su producción quedó desperdigada, pero indudablemente tenemos un gran artista y es una tradición importante. Es alguien a quien se debe poner en valor.

Merece estar en los museos al lado de los grandes artistas experimentales de aquel tiempo: Germán Cueto, Carlos Mérida y Mathias Goeritz. Es como un secreto bien guardado del gremio y uno de los tesoros ocultos de la caricatura mexicana. Los caricaturistas que lo conocen lo valoran mucho, piensan que es un superdibujante y gran artista.