Aforismos de febrero
l sentimiento del poema, que viene de uno, debe de ir (si no poema no hay) muy más allá de uno.
Es linda la sinceridad, pero el rigor no es horroroso.
La poesía no es de quien la trabaja, es de quien acepta su trabajo.
Lo en verdad importante habita la penumbra.
No hay poeta sin pero, pero cuando la poesía de ese poeta hace que nos olvidemos de ese pero, entonces hay poeta.
Firmeza, con flexibilidad. Flexibilidad, con estructura.
El camino del poema es el camino de la poesía. Es el camino de la poesía en las palabras que ahora oigo, digo, escribo, atiendo.
Si en el rigor hay frescura/ y en la frescura rigor/ otra cosa no me apura,/ ya tiene el caldo el sabor.
¿Cómo le hace ese hombre para, hablando tanto, dejar la impresión de que actúa en una película muda?
Sólo tiene dos costales, A y Z, siempre en oposición, para meter todas las cosas.
La imagen, dicen, vende. La verdad, dicen, ofende. Dicen…
Hay los poetas que se cuidan y los que no se cuidan. Lo ideal es encontrar con precisión el propio sitio entre ambas actitudes. Y es difícil, porque no hay que encontrarlo, hay que intuirlo, y eso en todo momento, y en momento alguno serle infiel –lo que ya no es cuidarse ni descuidarse, sino serse fiel (no serle fiel a lo que piensa uno de sí mismo, ni a lo que de uno piensan o piensen los demás: a lo que uno, también, mas con fineza, intuidamente es).
Lo importante no es que lean tu poema, sino que a partir de tu poema la deriva los lleve a su poesía y, más, a la poesía. Si no consigues eso, nada has conseguido.
Si tu espacio de trabajo, luego del trabajo, no deja la impresión de una escenografía bien trabajada, probablemente no trabajaste bien.
La poesía es de alguna manera neblina de lenguaje.