Pyeongchang.

El mexicano Germán Madrazo, de 43 años, quien aprendió a esquiar a hace poco más de uno, quedará entre los grandes personajes de los juegos invernales de Pyeongchang 2018, al terminar con pundonor la prueba de 15 kilómetros de campo traviesa y cruzar la meta sonriente y orgulloso ondeando la bandera de su país.

El abanderado de la delegación mexicana de cuatro atletas llegó en el puesto 116 de 119 esquiadores que tomaron la salida; fue el último en terminar, pues tres abandonaron, y cubrió el recorrido en 59.35 minutos, 25 minutos y 51 segundos de retraso respecto del ganador, el suizo Dario Cologna.

Empujamos hasta llegar al final y cuando llegamos, la vida me tenía reservada esta sorpresa con la bandera y los amigos que me cargaron, festejó Madrazo, quien fue levantado en hombros por otros dos competidores, entre ellos el tongano Pita Taufatofua, con quien se aventuró a calificar a la justa y que terminó en el puesto 114, y el marroquí Samir Azzimani, 111 en la meta, en una imagen que quedará como una de las más destacadas de estos Juegos y una gran muestra del espíritu olímpico.

Terminó siendo uno de los momentos más gratos de mi vida, con unas fotos que más allá del tiempo que hice y del desempeño pasarán a la historia. Fue un día mágico, duro. Hubo convergencia de muchas cosas, pero al final fue un día maravilloso. Dios quiso que así fuera para que se enriqueciera ese mensaje de ¡Sí se puede!, manifestó el mexicano que nunca se había calzado unos esquís hasta enero de 2017.

Lo que yo quiero que mis compatriotas sepan es que no importa si tienes 43 años, si naciste en México o si no tienes dinero para practicar un deporte, afirmó. Si quieres hacerlo, puedes hacerlo.

La casualidad hizo que Germán Madrazo se inspirara en Roberto Carcelén, el primer peruano en juegos invernales que compitió en Vancouver 2010 y llegó a la meta del esquí de fondo en Sochi pese a tener dos costillas fracturadas. El mexicano, triatleta que había participado varias veces en pruebas de ironman, se propuso emularlo.

A sus 42 años tenía poco tiempo, un negocio qué atender recién mudado a Texas, era padre de trillizos y no contaba con mucho dinero para costearse sus quimeras, pero emprendió el proyecto aventurero en el que conoció al chileno Yonathan Fernández, quien terminó la prueba en el lugar 102, y a Taufatofua, el tongano que desfiló con el torso desnudo en la ceremo- nia inaugural de Pyeongchang, como lo había hecho en la de los Juegos de Río 2016, donde compitió en taekwondo.

Entre los tres se motivaron cada vez que fracasaban en la búsqueda del boleto olímpico. “Hicimos una hermandad. Ahorita nos abrazamos y dijimos ‘peleamos hasta el final’”, contó Madrazo, quien para las estadísticas terminó último, pero para él es un triunfo.

En tanto, Alemania sigue al frente del medallero con nueve preseas doradas, justo a la mitad de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang 2018, donde Holanda sumó su sexto título en patinaje de velocidad, el austriaco Matthias Mayer acumuló su segunda medalla dorada, ahora en slalom súper gigante, la sueca Frida Hansdotter se coronó en slalom femenil, la italiana Michaela Moioli en snowboard, mientras el coreano Yun Sung-bin brindó a su país la segunda dorada al imponerse en skeleton.