Avanza la investigación del fiscal especial sobre la injerencia rusa en las elecciones de EU
El mandatario promoverá una ley para prohibir el uso de mecanismos para transformar armas
Miércoles 21 de febrero de 2018, p. 27
Nueva York.
La investigación del fiscal especial sobre la intromisión rusa en las elecciones de Estados Unidos presentó cargos formales contra el yerno de un oligarca ruso-ucraniano, lo que alimenta nuevas especulaciones de qué significa esto para el presidente, quien este martes continuó su práctica casi cotidiana de cuestionar la indagatoria, mientras, una vez más, fue obligado a rechazar versiones de una de las 19 mujeres que lo han acusado de hostigamiento sexual.
Alex Van der Zwann fue acusado de hacer declaraciones falsas a la FBI y fiscales federales sobre su trabajo como abogado en torno a sus comunicaciones con Rick Gates, socio del ex presidente de la campaña de Trump, Paul Manafort. Gates trabajó con este último en su negocio de cabildeo y asesoría internacional y también brevemente en la campaña de Trump en el verano de 2016. Ambos fueron acusados formalmente en octubre del año pasado por el fiscal especial Robert Mueller por conspiración, fraude y lavado de dinero, debido a su trabajo secreto de cabildeo con multimillonarios y políticos pro rusos en Ucrania, entre ellos el ex presidente Viktor Yanukovych.
Aparentemente, las comunicaciones tenían que ver con el trabajo de Manafort, Gates y el abogado para elaborar un informe justificando el arresto y juicio del rival de Yanukovych, el ex primer ministro Yulia Tymoshenko, entre otras cosas.
El yerno del oligarca German Khan, dueño del Grupo Alfa en Rusia, se presentó esta tarde ante un tribunal federal en Washington y se supone que ahora va a cooperar con los investigadores a cambio de una posible reducción de su condena penal, aunque eso aún no se ha acordado oficialmente.
A la vez, según versiones extraoficiales, Gates ha estado negociando con el equipo de Mueller un acuerdo para aceptar culpabilidad y cooperar con la investigación, incluso contra Manafort, a cambio de una condena reducida.
La respuesta de Trump siguió el guion ya muy conocido. Después de una tormenta de tuits el pasado fin de semana con ataques a los demócratas, a la FBI y hasta a su propio asesor de Seguridad Nacional sobre el tema de Rusia, este martes acusó, por tuit, al gobierno de Barack Obama de no haber hecho nada para responder a la supuesta interferencia rusa en la elección durante 2016, y declaró: “yo he sido mucho más firme sobre Rusia que Obama, sólo vean los hechos. Fake news total”.
En otro frente, Trump, como otros políticos que hasta hace una semana rechazaban cualquier control sobre las armas, de repente indicaron que están dispuestos a evaluar algunas medidas (las más aguadas). El presidente anunció este martes que promoverá regulaciones para prohibir el uso de un mecanismo que convierte un arma semiautomática en una automática.
Esto, sin decirlo, no fue nada menos que una confesión de temor ante la ira rápidamente organizada de jóvenes hartos de los juegos de los adultos
que nació de la tragedia más reciente en Florida, donde perecieron 17 estudiantes y maestros de una preparatoria la semana pasada.
Michael Moore, el famoso director de Bowling for Columbine –entre otros documentales–, quien se enfoca en la violencia con armas de fuego en este país, tuiteó: los adultos de Estados Unidos han hecho que cada niño tenga que temer que un día pueda ser baleado a muerte en la escuela. Es hora de que los adultos teman a los jóvenes que se están levantando, que harán huelga y cerrarán estas escuelas; y quienes pronto serán votantes. ¡Estudiantes! ¡Hagan revuelta! ¡Los apoyamos!
Sesenta y dos por ciento de la opinión pública considera que Trump no está haciendo lo suficiente para evitar tiroteos masivos, y 77 por ciento opina eso del Congreso, según una nueva encuesta de ABC News difundida este martes. La mayoría opina que leyes más estrictas sobre las armas podrían haber evitado el tiroteo en Florida.
Trump tuvo que defender otro flanco cada vez más políticamente vulnerable. “Una mujer que no conozco y, hasta donde mejor recuerde, con quien nunca me topé, está en la Primera Plana del Washington Post Fake News diciendo que yo la besé (¡y eso por dos minutos!) en el vestíbulo de la Trump Tower hace 12 años. ¡Nunca sucedió! Quién habría hecho eso en un espacio público con cámaras de seguridad funcionando. Otra acusación falsa”, tuiteó el presidente esta mañana.
El Post publicó una nota sobre cómo durante 12 años Rachel Crooks ha contado y recontado su historia –una de por lo menos 19 mujeres– sobre cómo fue hostigada sexualmente por Trump. Ella cuenta al Post cómo trabajaba de secretaria en una oficina de otra empresa en la Torre Trump y que se encontró con el magnate frente al elevador de su piso –o sea, no en el vestíbulo– y que de pronto Trump tomó su mano, la besó en las mejillas preguntando si quería ser modelo, y de repente la besó en los labios.
Crooks respondió este martes por tuit al presidente: “por favor (…) comparte lo grabado en el pasillo frente a los elevadores del piso 24 la mañana del 11 de enero de 2006. Aclaremos esto para todos. Son mentirosos como tú en la política los que me han llevado a postularme para un puesto electoral” (la mujer contiende para ser representante estatal demócrata en Ohio).
Pero con el surgimiento del movimiento que ahora tiene dos nombres, #MeToo (YoTambién) y Time’s Up (Ya es hora o Llegó el momento), impulsado por una torrente de denuncias públicas de mujeres (y de algunos hombres) de abuso y hostigamiento sexual de hombres poderosos por todo el país, algunos observadores creen que esto ha llegado a las rejas de la Casa Blanca y podría ser –junto con la investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones– la mayor amenaza a la presidencia de Trump.
Más allá de las víctimas del hostigamiento de Trump, vale recordar que sólo la semana pasada quienes ocuparon las primeras planas fueron una famosa actriz de pornografía y una ex modelo de Playboy, quienes revelaron haber tenido relaciones sexuales consensuales con el ahora presidente hace unos 10 años (poco después de su matrimonio con Melania y el nacimiento de su hijo menor) y que prometen que ahora contarán todo
.
Para políticos y analistas de otros países que no siempre están seguros de cómo interpretar y menos responder ante las expresiones, sobre todo las cibernéticas, del presidente, una de las recomendaciones que se ha compartido a lo largo del año fue repetida el pasado fin de semana por funcionarios de seguridad nacional y políticos de ambos partidos estadunidenses en una reunión en la que estaba la élite de la política exterior europea, la Conferencia de Seguridad de Munich: no presten atención al hombre que está tuiteando desde su Casa Blanca, reportó el Washington Post.
Pero al inicio de su segundo año de mandato, continúa el debate sobre qué tan alarmante es el comportamiento de Trump, o si él no es el problema, sino las políticas que se impulsan mientras todo mundo debate sobre el ocupante de la Casa Blanca.
Mientras tanto, acaba de ganar otra distinción, en el sondeo de unos 170 integrantes de la sección sobre presidentes de la Asociación Americana de Ciencias Políticas –principal organización de expertos de ciencias sociales sobre la presidencia en el país– Trump fue calificado como el peor presidente de toda la historia del país (https://sps.boisestate.edu/political science/files/2018/02/Greatness.pdf).