Jerusalén.

Los líderes cristianos de Jerusalén cerraron este domingo la emblemática iglesia del Santo Sepulcro por tiempo indefinido en protesta contra un nuevo impuesto de derechos de propiedad del gobierno de Israel.

En una declaración conjunta, Francesco Patton, custodio franciscano de la Iglesia católica romana; Nourhan Manougian, patriarca armenio, y Teófilo III, patriarca ortodoxo griego, anunciaron el cierre de la también llamada Basílica de la Resurección, y expresaron su rechazo a la futura ley de impuestos.

Los jerarcas de las iglesias cristianas en Jerusalén criticaron el proyecto de ley de la nueva política tributaria impulsada por el Comité Ministerial de Legislación del Knesset (Parlamento), que permitirá al Estado judío expropiar tierras en Jerusalén vendidas por las iglesias ortodoxas griegas y católicas romanas desde 2010 y el pago de nuevos impuestos.

Como medida de protesta hemos adoptado esta medida sin precedente y cerrar la iglesia del Santo Sepulcro, anunciaron los sacerdotes cristianos en un comunicado en el cual denunciaron que las nuevas medidas israelíes para obligar a la iglesia a pagar impuestos son un intento de debilitar la presencia cristiana en Jerusalén.

Los dirigentes también condenaron que el proyecto de esta ley detestable haría posible la expropiación de propiedades de la Iglesia, y consideraron la futura legislación una campaña sistemática contra las iglesias y la comunidad cristiana en Tierra Santa, de acuerdo con un reporte de la edición electrónica del diario Ha’aretz Daily.

Teófilo III, patriarca ortodoxo griego (al centro), ayer a las puertas de la iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, que permanecerá cerrado por decisión de líderes cristianos, en protesta contra un nuevo impuesto de derechos de propiedad que pretende aprobar el gobierno de IsraelFoto Ap

El proyecto israelí, que será analizado en un comité ministerial eclesiástico, nos recuerda las leyes similares dictadas contra los judíos durante el periodo más oscuro en Europa, acusaron los representantes cristianos, quienes aseguraron que se está promoviendo una ley discriminatoria y racista que atenta únicamente contra las propiedades de la comunidad cristiana en Tierra Santa.

Después de la publicación de la declaración, el gabinete israelí decidió demorar por una semana el análisis del polémico proyecto de ley, según Rachel Azaria, principal promotora de la legislación, para conversar con representantes de las iglesias y tratar de resolver la disputa.

El santuario se encuentra en un lugar también llamado Gólgota, que es donde, de acuerdo con el Nuevo Testamento, fue crucificado y sepultado Jesucristo. El recinto se ubica dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, que a su vez se encuentra en la crítica línea de confluencia territorial y política entre la Jerusalén oriental (árabe) y occidental (judía) y recibe miles de peregrinos cristianos cada año.