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El filósofo catalán presentó su ensayo Mito y esclarecimiento, en el encuentro editorial

Eduardo Subirats revalora el muralismo mexicano
 
Periódico La Jornada
Martes 27 de febrero de 2018, p. 5

En la presentación de su libro El muralismo mexicano: mito y esclarecimiento (Fondo de Cultura Económica), efectuada en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el filósofo catalán Eduardo Subirats dijo que emprendió ese ensayo para poner de manifiesto la urgente necesidad de recuperar la memoria.

Sin memoria somos seres descabezados, y recuperarla significa exactamente lo mismo que amarse a sí mismos. Solamente a través de eso somos seres humanos, explicó.

En el caso de novelas como las de Juan Rulfo o de los muralistas Rivera, Orozco y Siqueiros, eso no significa ser un nacionalista, significa simplemente ser una persona entera.

De acuerdo con Subirats, todos conocen qué es el muralismo mexicano, pero muy pocos valoran su relevancia.

Está allí perdido en vetustos edificios, dijo y criticó los mitos y prejuicios que prevalecen en torno de ese movimiento pictórico, así como la escasa bibliografía al respecto.

Movimiento condenado

“Llegué a darme cuenta –prosiguió Subirats– de que no había muchos libros sobre muralismo, pero sí muchos prejuicios, y éstos, como todos los prejuicios, eran absolutamente patéticos: que si los autores eran comunistas, machistas, totalitarios, propagandistas; que si era un arte que pertenecía a ningún lugar y merecía ser enterrado.

Eso fue lo que vi, incluso en gente joven de la generación posmoderna, supuestamente entonces estaba muy orgullosa de sí misma y consideraba que por eso (el muralismo) pertenecía a un pasado arcaico.

Subirats contó que vive en Estados Unidos, donde encontró que la literatura en ese país sobre los muralistas se divide en dos generaciones: la de autores que conocieron directamente a los artistas mexicanos e hicieron libros bellísimos, como la periodista Alma Reed, y la de autores posmodernos.

Estos últimos, puntualizó, se distinguen por tener un mismo leitmotiv: escribir tesis sobre muralismo contra el muralismo.

Ellos no lo critican porque sus autores fueran comunistas, propagandistas, sexistas y mexicanos, sino por la izquierda, esa izquierda enlatada de Norteamérica; es decir, sacaban trapos sucios, como que Siqueiros se vendió a la industria del turismo y que Rivera, en el fondo, era un señor que quería ganar dinero y vendía cuadros a precios altos, y cosas por el estilo.

Profesor de filosofía, arquitectura, literatura y teoría del arte y la cultura, el intelectual catalán definió que el libro Muralismo mexicano es una manera de recuperar un significado completamente actual a partir de una reconstrucción de la reflexión de los muralistas sobre su pasado.

Obviamente, el muralismo fue condenado porque eran comunistas, porque eran peleones, porque se metían con cosas que no se deberían meter, porque eran cerradas, añadió.

Y hoy ese aspecto resulta anecdótico. Que Rivera fuera trotskista y Siqueiros estalinista, pues francamente ya no distingo a uno de otro, y que utilizaban la jerga marxista-leninista, eso forma parte de la hojarasca de la historia.