Seúl.

Corea del Norte y Corea del Sur sostendrán en breve una cumbre, por primera vez en más de una década, a finales de abril en la localidad fronteriza de Panmunjom, anunció el director sudcoreano de Seguridad Nacional, Chung Eui-yong.

Más aún, al regresar como parte de una delegación que se reunió con el líder norcoreano Kim Jong-un, Chung aseguró que Corea del Norte está dispuesta a entablar conversaciones con Estados Unidos sobre desnuclearización y a suspender sus pruebas de misiles balísticos mientras se celebren las probables negociaciones.

Ambas naciones acordaron celebrar la tercera reunión bilateral en su historia, en la que sus líderes buscarán establecer un canal de comunicación directo para disminuir las tensiones en la zona y conversar antes del encuentro; incluso Pyongyang estaría dispuesta a negociar con Washington un posible desarme nuclear, aseguró Eui-yong.

Las dos cumbres anteriores, celebradas en 2000 y 2007, reunieron al padre de Kim, el fallecido Jong-il, y dos presidentes progresistas de Corea del Sur. De esos encuentros surgieron una serie de proyectos de cooperación bilateral que fueron revocados con la llegada de los conservadores al poder en Seúl.

Esta aparente disposición de Norcorea para mantener un diálogo sincero con Estados Unidos sobre sus tensas relaciones diplomáticas, sucede tras un año de crecientes temores sobre una probable guerra atómica originada en la península asiática.

Durante 2017, Kim y el presidente estadunidense, Donald Trump, intercambiaron amenazas e insultos por los ensayos nuclerares de Pyongyang.

Sin embargo, prevalece el escepticismo respecto de una paz verdadera entre Seúl y Pyongyang, cuya historia común se caracteriza por grandes acuerdos que luego no se consuman.

Estados Unidos ha declarado que no quiere conversaciones inútiles con Corea del Norte y que todas las opciones están sobre la mesa, incluso la militar.

Sobre las eventuales conversaciones, el magnate tuiteó que puede haber progresos, pues todas las partes hacen esfuerzos serios, aunque añadió: Puede ser esperanza falsa, pero Estados Unidos está preparado para ir con fuerza en cualquier dirección.

Norcorea sostiene que no negociará su programa nuclear con Washington, pese a las presiones internacionales, y prometió reforzar su arsenal, este aparente cambio de política podría ser un intento de obtener concesiones o de ganar tiempo para fabricar más misiles capaces de alcanzar el territorio continental estadunidense.