Con un par de goles, Mateus Uribe le devolvió la alegría al América, quien venció 2-0 al León.

América presume un invicto de 11 fechas, aunque un poco opaco, pues hiló tres empates en las jornadas previas.

El inicio fue voluntarioso, pero tuvo que detenerse en el primer minuto: el balón estaba desinflado. Sí, sin la firmeza necesaria para rodar. Segundos incómodos en los que el árbitro transitó con esa vejiga inútil para cambiarlo por una pelota que les permitiera dar espectáculo.

León tuvo algunos chispazos al inicio, antes de que América le asestara el primer golpe. Al cuarto de hora, Luis Montes tuvo la oportunidad de escribir otra historia, pero la ansiedad le complicó en el momento decisivo. Llegó peligroso, tras un error de la defensa americanista, pisó el área, oteó el arco, pero el tiro fue infame y se fue encima del travesaño.

América siguió amenazante y León empezó a retrasar sus líneas, jugaban de la media cancha hacia atrás. La concesión es una apuesta muy peligrosa. No tardó en llegar la oportunidad para los que tuvieron la iniciativa.

Jérémy Ménez hizo el trabajo difícil, se escapó por el costado izquierdo, burló a la defensa y disparó a Yarbrough, quien se lanzó, pero sólo pudo manotear la pelota sin echarla de la zona de peligro. Uribe llegó raudo y oportuno para pescar ese balón a la deriva, mismo que únicamente tuvo que empujar con el costado del botín para mecer las redes al minuto 26.

Con el gol se bajó la temperatura del juego. América dejó de ser punzante y León se convirtió en un conjunto un tanto timorato.

Sin embargo, Uribe otra vez demostró que es el verdadero as de Miguel Herrera en el ataque. Detuvo la pelota afuera del área y la envió como una pieza de arte al 68. Después vino la expulsión de Paul Aguilar, pero ni así León logró revertir la historia.

En Monterrey, André Pierre-Gignac anotó un golazo y los Tigres vencieron 1-0 a Tijuana para afianzarse en los puestos de liguilla.