El nuevo director general presentó su programa de trabajo 2018-2022
Los cinco planteles se ubican en zonas con alta marginación y pobreza, indica
Domingo 11 de marzo de 2018, p. 30
La inseguridad en torno a los planteles del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) es un problema que requiere atención urgente, señaló su nuevo director general, Benjamín Barajas Sánchez. En su programa de trabajo, el académico hace un diagnóstico de la situación de la institución que dirigirá durante el periodo 2018-2022.
La violencia y la inseguridad han sido dos grandes problemas que han afectado al Colegio de Ciencias y Humanidades
, indica en un documento que presentó a la Junta Directiva de la UNAM, que lo nombró director general del CCH esta semana. Estos problemas no se han podido erradicar a pesar del empeño que han puesto en la materia las administraciones locales o generales a lo largo del tiempo
.
Las causas de la violencia son múltiples, pero algunas se pueden explicar por la ubicación de los cinco planteles en zonas marginales y en situación de pobreza.
Estudiantes y académicos del colegio –que tiene 60 mil alumnos– han vivido asaltos en las cercanías de las escuelas, así como en el transporte público. También dentro de las instalaciones ha habido riesgos. En enero dos jóvenes fueron detenidos en el CCH Oriente con armas blancas. En febrero, una alumna fue agredida sexualmente por un trabajador de una cafetería concesionada en el CCH Vallejo.
Barajas considera que otro aspecto que contribuye a la inseguridad es la propia dinámica interna y las relaciones de poder y territorialidad que suelen establecerse entre grupos socio-organizados al interior de los cinco planteles y que perturban, por momentos, el cumplimiento de las funciones sustantivas.
En su opinión, no es suficiente pensar sólo en el apoyo al aprendizaje de los alumnos y en la mejora de las condiciones laborales de los profesores, hay que continuar con la participación de la comunidad para tener planteles más seguros, con ambientes de trabajo adecuados para realizar las tareas académicas
.
Para contrarrestar la violencia y la inseguridad hay que “evitar que se vuelva cotidiana, y que nos acostumbremos a ella
, dice en el texto.
El director considera que se debe crear un programa integral de seguridad y tomar medidas, como solicitar la presencia permanente de vigilancia al exterior de los planteles, cuidar que el acceso a las instalaciones sea sólo por la puerta principal o promocionar una cultura de la denuncia de ilícitos cometidos al interior.
Otro problema que los jóvenes enfrentan, según el director, es el consumo de sustancias sicoactivas como cigarros, alcohol y marihuana. El documento señala que de los 18 mil alumnos de nuevo ingreso que cada año recibe el colegio se ha encontrado que 4.2 por ciento fuman más de tres cigarrillos al día, 10.3 por ciento bebe cuatro copas o más por ocasión, 1.7 por ciento ya ha fumado marihuana y 2.4 por ciento ha consumido otro tipo de drogas
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Barajas considera que se necesita establecer programas permanentes de prevención y atención contra las adicciones desde el ingreso de los jóvenes al bachillerato universitario.